martes, 17 de septiembre de 2019

M, sin reservas

Escribí una sola, pequeña viñeta sobre ti, aunque fuiste gran pasión. No me lo permitía, como con otras muchas cosas, por respeto, cariño, pudor.
Hoy nos rencontramos virtualmente y reclamas. La vía da pretexto para que vayas aquí. Uno muy pobre, pues el híper apenas existía cuando ya no hubo más. 
Sin reserva, puse como condición. 
Me pasas esto y debería ir algo de otra mujer, cuya obsesiva búsqueda te hizo intocable en meses durante los cuales eras una necesidad enfermiza.
Aquí eso poco anterior:     
Hasta el psiquiátrico, decía la nota que una mañana dejé en el limpiaparabrisas de su auto. No exageraba.
Nos buscamos sin conocernos, los iniciáticos encuentros entre otros y otras fueron intención pura y la primera noche juntos me dejó muy claro cuán pájaro sin mesura podía volverse.
Ni varias líneas de cocaína le producían tanta euforia como el escenario y media hora antes estaba en uno. Llegó a la callejuela empedrada buscándome y precisaba sin embargo voltear a los costados en procura de mayor emoción.
Trepa a mi bólido si te atreves, decía sin decir, atisbando los ofrecimientos aventureros en una fila de hombres al paso. La lisonjearon y cuando iba a marcharme con la cola entre las patas, me detuvo. Como a otras mujeres, sabiéndolo o no le vendía un exótico personaje y compró a ciegas
Su pequeño, hermoso cuerpo servía sólo para soporte de una encendida imaginación. Así mi boca, mis manos, mi sexo, no bastaban y tuve que introducirme en la fantasía a fin de cumplir el interminable apetito que desde muy temprano me cavó el miedo.
Diez minutos después yo era el experto y ella la párvula, al menos en los cursos de primaria. Los superiores, hasta el postgrado, estaban en su cabeza entorpeciendo
a ratos nuestro juego hasta la imposibilidad.
El doctorado cum laude lo recibió muchos años después en la procura del regreso al escenario. Cuando vino a mostrármelo literalmente caí a sus pies a pesar de la conciencia de que con él ella tocaba el infierno.
-0-
¿Por dónde empezar de veras, entre ocho accidentadísimos años?
A la mañana siguiente lo olvido porque no nos haría bien y a cambio leo tu novela corta. Llevo pocas cuartillas, me gusta y sé que continuará haciéndolo. Historia tienes de sobra y si según tú el recato ganó, los trazos hieren insinuando un muy poco dócil mundo detrás.
Te revaloras sin querer, creo, y eso para personas como nosotros no es cualquier cosa. El presente tiene entonces mucho que decir al pasado.
-0-
Hice bien en dejar el intento. 
Pasan semanas, seguimos sin vernos desde ¿2009? y nuestro esporádico trato virtual no da para el menor altercado. 
Concédeme razón en algo que gritando dije hoy: respeto puntillosamente el silencio sobre tiempos cuya intensidad, juntos o por aparte, daba para relatos de muchas clases, sobre todo los muy ácidos.
Para despedirme me permito a la roquera a quien aludí.