viernes, 23 de septiembre de 2022

Corazón mío. Otras andanzas

  Contando con el permiso de mi hoy querida amiga y con las advertencias sobre el patriarcado que van en Corazón Mío.

La beca me llegó cuando Corazón y yo nos detestábamos, y para sobrellevar los dos meses que estaba forzada a quedarse por el boleto con fecha fija de regreso a casa, textualmente produjo situaciones placenteras. A veces eran juegos y en otras exhibía sus tratos con amantes anteriores ya sin reservas. Aclaro esto último pues desde el inicio ellos sustentaron nuestra relación, como muestra Triple X

Hablamos del clima el día que al despedirse dejó un sobre en la mesa con una docena de fotos en las más provocativas poses, y una nota que probaba cuán transparente era mi perversión: ¿Quieres conocer con cuántos, cuándo y cómo estuve?

Supe entonces, por ejemplo, la verdadera razón de que a su asesor universitario -siempre el poder obrando, ¿ven?- lo sorprendiera cómo desplegaba tales y cuáles destrezas. Era fantástico, pongamos, la forma en que se acercaba al sexo masculino imitando a una gata cuyo solo pícaro gesto bastaría para desquiciar a cualquier, tomándolo luego sin usar las manos.

Aquella beca que decidió hacerla quedar alentó la publicación de un libro, cuando todavía me resistía al trato cuyos términos le permitirían olvidarse de deudas conmigo.