domingo, 30 de agosto de 2015

Gran clásico

Voy de clásico en clásico y hoy sumé el tercer sueño más plácido que recuerde, todos durante los últimos meses. De amor va la cuestión, con un claro toque místico. 
Esta noche fue el colmo pues ambos protagonistas luego de expresar nuestro asombro discutimos la posible duración del premio sin motivo. 
-Nadie amó tanto. 
-Y ni idea teníamos un segundo antes. 
-¿Cuánto llevamos?
-¿Veinte minutos?
-No puede durar años, meses siquiera, pero sí semanas, ¿verdad?
-¿Hay que intentarlo?
-¿Y después? ¿Sufrir la pérdida el resto de la vida?
-¿Morir? 
El diálogo se producía en un pasillo que buscamos tras el súbito descubrimiento ella a horcajadas sobre mí en el suelo, adonde nos llevó el juego.
Como en los otros sueños, distinta cada ocasión, jamás la había visto. ¿Quién da la orden?
Lo llamo un clásico porque cuando hace cuarenta años fui a dar al hospital con diagnóstico de factible esquizofrenia, creo, las noches después hice el amor con cuanta joven me gustaba. Delirios que empecé a experimentar realmente al acercarme a la crisis, con la más hermosa -fue una historia breve e intensísima y jamás hablo de ella ¿porque C murió en un accidente o algo peor? 
¿Y ahora?, ¿perdí la razón, la perderé pronto o se debe a la conciencia de que no hay más romance para mí, viejo?
-Te quiero -siguen diciendo en la vigilia nuestros cuerpos.
¿Cómo resistirme a la tentación de conservar el momento? Tengo miedo de cerrar los ojos y perderla, y ese pasillo en penumbras, la vida que se agita extraordinariamente alrededor. 
-No iremos a tu casa, la mía o cualquier otro lugar solitario. A mitad del mundo será -nos decíamos.
-0-
Jamás fabulo, repito para mis nietos, compañeros en los cuadernos y a quienes esto no llegará, cuando menos así. 
El anterior sueño lo recogí en Inesperada, un diario que desaparezco y sirvió como rescate del tiempo con ustedes, E y S, y sencilla pregunta -sólo eso puedo, ya se sabe- sobre el misticismo en tanto pasión carnal, que observé por primera vez con la Purple Rain -menudo apodo, jjj.
-0-
Volviendo a la cama hablé con... ¿le daré un nombre? Estábamos entre la puerta y el ventanal a un jardín público, como al despertar.
De la misma altura los dos su cabello era castaño oscuro o ligeramente claro, ¿según la luz?, se ondulaba un tanto y le salía sobrando el qué dirán. Contra el arquetipo que suelo buscar, tenía una piel muy blanca (¿sí?), de huesos firmes en el rostro alargado. 
Ojos cafés verdosos, inteligentísimos, la boca se dibujaba con una imperfección que modélicamente se aprecia mucho. Delgada, piernas largas y generosas, vellosidad de durazno o ausente, también conforme a las necesidades; pechos pequeños y duros y una espalda nudosa sobre la cual me concentraba.
-Qué situación tan simpática. ¿Me acariciaste en el piso? -preguntó mientras sus dedos me recorrían la cara.
-Ya ves que no sabemos nada, jeje. ¿Nos besamos? 
En segundos los cuerpos hicieron un montón de cosas moviéndose apenas.
-0-
Sobre los sueños no hay control. Fantasear es otra cosa. 
Pensándolo un poco, resulta natural. Moriré sin conocer a la mujer representada. Los dos nos habremos perdido el amor irrestricto, a la manera de cualquiera. ¿Qué de extraño si clamo por él cuando me queda casi nada?  
Sofi, la amiga, insiste en llevarme de paseo con un pretexto. Paseé más de lo que me tocaba, le digo. Quedan pocos años por delante y no voy a gastarlos en lo de siempre. Muy pocos, está claro ahora, cuando peleo contra una tos por la que gritan mis pacientes pulmones.
-¡Pásele, joven...! a presenciar la auténtica última función, jeje.
Si el tufo a viejo reclamó la fuente de la eterna juventud, mejor conocida como carne fresca, jeje, es harto probable que en el fantaseo con aires místicos hable la muerte sin más. 
(Vean la película, nietuscos. El autor es de las adoraciones de su pa... ¿Entonces les estoy hablando ya?)
No estoy aquí para mendigar una respiración más, a pesar de mi idolatría por la vida.  
Sólo lamento no haberte tenido, quien quiera que seas en mi sueño.
-0- 
Dice el amigo Veg que la mujer representada reúne a quienes más quise. Unos meses atrás le daría la razón, hoy no estoy seguro y en todo caso el sueño clamó por lo que no tendrá yo ni nadie, y de allí su misticismo, creo. El previo lo dijo muy claro: era inverosímil y sumaba tres inequívocos símbolos, empezando por el lugar, pesebre improvisado.
El segundo indicio conducía a la pintura renacentista: los dedos de ella me acariciaron el mentón ligeramente para acompañar la mirada, el cuello en un doblez, de niña o madre, a quien le traía aquello más allá de él, asimismo agradecido como el fiel que recibía en cuerpo y alma a su virgen.
Busqué en los libros las imágenes icónicas de María con el padre o el hijo, no di con ellas y tomé esta, quién sabe cuánto conscientemente trasgresora. 
En casa de mis padres el Señor no se mencionó una sola vez, conozco las iglesias exclusivamente como suceso antropológico, y con mucha probabilidad interpreto mal. No llamaré entonces en mi ayuda a San Juan de la Cruz y su amiga Teresa. 
Que mis tres maravillosos sueños significan mucho más que deseos materializados de algún modo alguna vez, me queda claro. Y así la despedida de lo justo-imposible, cuando acercándose la muerte hago el resumen.
-0-
Hice un suspenso para vomitar los meses tratando de darle vida a la mujer en el segundo sueño. Inesperada, llamé al diario del desatino. 
-0-
El plácido sueño no se repite y antes de dormir lo suplo extendiendo involuntariamente, pareciera, una historia más o menos cercana. En ella hay sólo sexo, demencial como su último mes y medio. Y así amor sin cotos, también místico pues la mujer y yo nos trascendemos. 
Regreso a las frases que se gastan: 
El deseo es amor. El deseo absoluto es amor absoluto. Cuanto más cavaba en ti más infinita te volvías. 
Apenas llegar la joven, Tú, llamémosla, decidió marcharse. No podía sino tras sesenta días. Cómo nos odíamos en el primer tramo de la espera. Se suicidó simbólicamente cortándose el cabello que le llegaba a la cintura desde niña y correspondí desapareciendo al hombre cuya sexualidad descansaba en el placer de la pareja. 
Ni así deteníamos la desesperación. Una noche la eché a la calle que le empavorecía, la tarde siguiente amenazó clavarse unas tijeras... Entonces volteó a mirar el calendario y fue al cuarto a disfrazarse para cumplir sin restricciones la oferta-demanda que nos sostuvo tres años: representaría una geisha, una odalisca o como se llamara quien satisface hasta el último deseo a cambio de cumplirle la promesa que se hizo apenas tuvo consciencia de sí.
Cuando pronto en la relación le pedí romperla porque yo no tenía manera de servir a su objetivo, arrinconada propuso que la "alquilara" a otros, y ahora no me quedaba duda: de contar con recursos económicos la conservaría.
Para Tú nuestras perversiones de costumbre no eran sacrificio sino liberación. Lo supe bien a bien cuando en la primavera del romance preguntó:
-¿Tú me habrías penetrado?
Se refería al momento que acababa de contarme. Tenía once años, un hombre de treinta la enamoró y corría a encontrarlo al terminar las clases. 
La emborrachaba el peso de él y la práctica que después le haría acuñar una frase: 
-Un beso no se le niega a nadie. 
El hombre la llevo al rincón más solitario, ella tembló y no la tocó.
-¿Tú me habrías penetrado? 
-No.
-¿Por qué? -dijo decepcionada.
-Porque te habría querido mía para siempre y no tendría prisa. 
Sus ojos se iluminaron a la manera de un segundo juego, en que yo, tras la pista del camino explorado también fantasiosamente con M, me proponía hermano mayor. 
-0-
Uau, qué viaje en la oportunidad de cumplir de una distinta manera el místico sueño. Estoy para el psiquiátrico, sí. Y, con todo, continuaré, jeje.
Por cierto, quien hace cuarenta años en el elegante hospital me hizo dormir tres días sin pausa atiborrándome de fármacos, se equivocó por completo cuando advirtió a mi familia:
-Tal vez despierte del otro lado de la realidad.
Vivía en él, jeje. (Sabes que no es verdad, redomado, famoso ladrón en bata blanca.)
-0-
¿Vamos a la cama, Tú, o espero que el sueño me regrese a la debida?
la debida, digo, no porque piense que mis fantasías contigo, hoy a solas y antes juntos, desmerezcan. Es sólo que en tu caso el sueño se da en vigilia y con conciencia del fracaso.
Ganarás la partida, sin duda. De ti tengo la piel, su perfume y su sabor, y por todas partes este modesto hogar guarda con celo las cavidades de puertas en secuencia infinita que abriste. 
El diario de la Inesperada resultaba intolerable al irrealizar los lugares que no inventé. Hablo allí de un plano sobre inusitados rincones del placer. No está en papel estraza: es memoria y proyección y por el buen motivo al cual me refería, como punto número Uno va el pie del espejo donde en vestido blanco para excitarme te peinabas fingiendo pertenecer a otro. Hasta entonces el puesto lo tenía el librero y la gloria se alcanzó sobre la cama, tu de pie en mujer fatal con un segundo vestido que de súbito encontraste cómo transparentar ante la mesa de noche, revelación todavía más para ti que para mí, según gritó la araña de jugos entre las piernas.
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Todavía en el otoño de nuestro proyecto pedías que fuera a tu pueblo para conocer los lugares donde habías tenido amor y sexo.
No se te puede reconocer
Había parques, playas, salones de fiesta, hoteles, azoteas universitarias... No nos perderíamos uno como continuación de las extraordinarias narraciones que hacías. 
Hoy la fantasía arranca de allí con la variante semisugerida por los dos, del yo hombre maduro y tú niña jugando a amarnos hasta el final sin entorpecer cuanto viviste. 
Antes de la larga despedida aquella mantenías en secreto muchas cosas, en el mes y medio conocí algunas y sobre otras mal conservabas el silencio. De mi venían las invitaciones a fantasear con hombres o mujeres en presente. Lo hice por impotencia y si las seguías con gusto sólo ocasionalmente, estaba seguro de que te ganaría para ellas poco a poco. 
Toquemos el infierno de modo de conocer el cielo, era la apuesta.
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Tu vida sigue un buen curso ahora, siempre fuiste un personaje extraordinario, charlamos a ratos y tras la ríspida discusión aquella ni por casualidad asomarás por estos lados. 
No hablo de ti, entonces, sino de la factible tres años atrás, a quien el viejo convierte en cobijo para la sexualidad y mucho más. Contigo cumplo el sueño que no inventé, de una manera aparentemente muy otra y también fiel a la gran, mística demanda.
Un filósofo llama "salvaje a la experiencia mística espontánea, al margen de la hierofanía religiosa y los sistemas muy elaborados de creencias e ideas”. "Como el relámpago que ilumina de golpe todo un paisaje nocturno tiene la naturaleza de una revelación.”
Algunos médicos afirman que los estados de gracia, “el sexo y la meditación comparten una misma identidad neurológica; ambas actividades conllevan a una idílica conjunción entre el mundo del espíritu y el de la carne.”
El misticismo salvaje "es errático, impredescible", y en todo caso hablamos de placeres ascéticos. 
Cubierto el expediente de justificarme, vamos a lo nuestro, jeje. 
Bromas aparte la fantasía con Tú conduce al amor por fin sin reservas. Cuanto más rompe reglas y se atreve a la perversión, la premura sexual es plenitud amorosa, imposible de alcanzar por otros caminos. Equivale a la confrontación con la muerte. 
Que nos expulsaran del paraíso religioso o biológico resultaba el requisito para que la pasión naciera. Uno a uno los seres vacilamos en medio de la soledad y nos procuramos luchando. No hay posible real rencuentro y su búsqueda precisa el desgarramiento, cruel si es auténtico.
De adoración trataba el sueño que condujo a la Inesperada y a Tú mejor la idolatro si la compelo.
El falso plano sobre la vida sexual en este departamento recogía los lugares probados y los acordados sin probar, como el clóset donde debería castigarte. La violencia y su simulación son ajenos a mí y tú tímidamente las sugeriste. El dominio mental en cambio me atrae muchísimo, practicado por ambas partes, y para ti era el súmmum. Sobre todo si lo ejercías en la modalidad producir deseo incontrolable.
Mi fantasía arranca de su combinación y necesita tenerte en la boca y los ojos. Besar es arte en tu caso, no importa la región del otro, y junto a ese disfrute está el mío sin pretensiones. 
Nadie estimó tanto tu cuerpo, sin duda, y haciendo uso de la acuciosidad de mis labios, mi lengua, mi olfato, mis manos, la mirada enloquecía por partida doble pues traía perfumes, texturas, sabores. 
Esta vez la música va a contrasentido...en apariencia.
No dejes de creerme: nadie tan mero animal conocí en su morfología. Tu sexo se abre más abajo de lo común, para un acceso muy natural; el contraste de colores allí, en la boca y los pechos grita por satisfacción y la textura de tus carnes internas tiene una finura y una liquidez desusadas.
Aun así el mayor tesoro está en la memoria de los nervios y en la imaginación. 
No entiendo cómo te abandonaron quienes te poseyeron, y sé cómo se arrepienten sin falta. Todos vuelven o lo intentan y por ello tu soberbia, que mal calculé al marcharte. Hablamos ahora de cangrejos o butifarras y sabes que los jugos Tú cubren en silencio la pantalla, jeje. Estuve seguro cuando a mitad de una delicadísima charla introdujiste detalles sobre la sexualidad con tu actual pareja. Era como si contra la imagen de una nueva galaxia encontrada dibujaras dos cuerpos en el momento cumbre para al más tibio comentario mío cerrar el chat acusándome de hacerle propuestas indecorosas al universo. 
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Al día siguiente sonrío leyendo esto. Es un juego que sirve dos horas tres veces por semana cuando mucho. 
La vida está en otra parte, escribió alguien. 
Esta foto es de diez años atrás. No tendría una nueva pareja, estaba seguro, y la vida sexual se reduciría a mendrugos. Mal acepté el asunto y temía morder a las mujeres al paso, pues mi apetito seguía siendo descomunal. 
Jamás reparé en las jovencitas y Las niñas y la música da cuenta de mi fidelidad al tema. 
Vinieron las redes sociales y el juvenil forcejeo femenino por los hombres real o aparentemente exitosos. Me compadecí de quienes daban clases y fui rendido no por la carne fresca de Mía sino por su inteligencia y misterio, con los que a la vez descubría el terrible fenómeno que hacía rabiar a mi hijo mayor: lo wannabe, producto de padres de clases medias presionando a su descendencia a niveles demenciales. 
Las hermanas de Mía habían casado con grandes empresarios y destinada ella a ser la chica prodigio, despreciaba su cuerpo y exigía lo imposible a su cabeza. Tres horas de sueño cuando mucho, una docena de uvas y tes en abundancia, sostenían extenuantes jornadas laborales y al encontrarla a mis sesenta y uno estaba amenazada por la ceguera, el infarto, las más demoledoras hernias y una columna vertebral viniéndose abajo como fichas de dominó.
El amor no impidió que pretendiera del sesentón la dudosa presea: un libro bien aireado por una famosa institución europea para funciones que nada tenían que ver con la calidad del producto.
Sigue, por supuesto, que el gran clásico apenas se esbozó y la aparición de Mía sirve sólo para... ¿qué, Ma-dame, como también te llamaba? 
Ah, lo wannabe era el tema, recuerdo meses después de que la viñeta inició. L introdujo un interregno y vuelvo.
Conducías a la Purple, querida Mía, y ahora no tiene caso. Vayamos directo a Tú en la fantasía que estoy seguro habríamos vivido. 
Comienza pocos días antes de su marcha. A lo repentino un telefonozado multiplica por diez mis ingresos preservando el usual libre uso del tiempo. 
Cuelgo y al llamar a los hijos para informarles Tú se acerca y da jubilosos saltos. 
-¡Te lo merecías!, ¡eeeh! -grita cuanto termino y sigue con la celebración cuyos motivos empiezan a dibujarse en mi cabeza. -¿Te dije que la maestría no requiere promedio si pago por ella?
Entre ladino y genuinamente escéptico pregunto a qué viene eso.
-¿Hablas de quedar...? Me odias y odias a esta ciudad?
-No, no te odio -responde con un puchero-, y a la ciudad le tengo miedo nada más y se me quita.
-¿De veras cree que aceptaré? -uso el mango del sartén en mi mano y ella pone la suya, de modo que nos friamos.
Echa andar con el rostro transfigurado a la manera a la cual me acostumbró, y de niña frágil y colérica pasa a mujer fatal mostrándome sus dones para el juego. 
   








  
     

Las niñas y la música

 Pasan los años y desde su puerta, Natural me sonríe cariñosamente, aprobando a las no tan nuevas vecinitas narcomenudistas que ante mi ventana piden les ponga música, como se lee aquí al final.


Otra vez desde su puerta al patio de la privada, Natural, como la llamé después, dirigía la vista sin rubores a mi ventana. Creí comprender, pues no era la primera vez que experimentaba la sensación.
Haciéndome viejo a solas me di a grabar pistas musicales en mezclas semicaprichosas. Un poco de todo había en ellas, que luego escuchaba sin pausa durante el día.
El departamento donde me inicié en la práctica tenía ventanales a la última, casi desierta cuadra de una avenida con camellón que presidían hermosas palmeras -el detalle era importante y al escribir olvidé porqué; un día os contaré, como decía mi ma para nunca volver al tema, jeje.
En el edificio de tres plantas habitaban dos parejas, una mujer madura y agria, un solterón de costumbres deleznables, una joven cuyas ocupaciones eran un enigma, un par de familias y una decena de autos en cajones que al fondo se abrían al cielo -usea, había lana, jeje.
Una tarde al salir encontré en las escaleras a dos jovencitas fumando sobre los peldaños próximos. La escena me pareció muy poco edificante y presumía en ella a padres autoritarios y niñas sin respeto por los demás, pues siendo fumador empedernido odiaba las colillas arrojadas donde dios daba a entender, y ellas no tenían a la mano nada semejante a un cenicero.
Bajando tuve esa sensación de ojos que se clavan en la espalda, y no me tiré a loco pues entendía la intriga o la incomodidad que podía producir alguien tan exótico como yo para el lugar.
La segunda joven, de origen oriental, vivía detrás del camellón a la misma altura de la primera, un piso arriba de mí, y con frecuencia asomaba para a gritos comunicarse con la amiga. Hábitos de adolescencia un poco demasiado ruidosos, pensé, porque trabajando junto al ventanal, la voz de la vecinita arriba prácticamente hablaba a mi oído. 
Había una especial calma la tarde en que con aquella misma cercanía las espléndidas percusiones de una de las cintas empezaron a acompañarse con palos de batería. Me asome: eran de la joven.
En adelante ella y su amiga olvidaron el pudor en las escaleras a mi paso.
-Sí, venimos a complacernos con lo que pones, ¿y? –decían sin decir.
El juego subió de volumen. Ora trataba de llamadas por teléfono con un descaro absoluto, porque la japonesita hacía alarde de su aparato por la ventana y el diálogo a través del auricular se divertía entre risas:
-Dile, no seas tonta.
-¿Cómo crees? Va a pensar que soy una depravaba.
-Semos...
Ora el juego me dejaba en penumbras para, luego de inútiles intentos de que los fusibles automáticos reaccionaran, hacerme bajar al manual del estacionamiento, mientras el par de piernas corrían sonoramente por las escaleras. El drama que armé terminó el negocio.
Natural, en su puerta al patio de la privada no era una mariposa alocada, como las predecesoras, y ahora recibía de vuelta el regañó de su compañera, quien ni el saludo me devolvía a pesar que por meses usó mi red para conectarse el hiperespacio.
Ella miraba vacilando de la vergüenza a la fascinación, sabiendo que cualquier día, como sucedió…
-0-
Ahí detuve la narración en el muro virtual, que no se sorprendió en absoluto, familiarizado con la puesta en escena de mis cuitas y mis parabienes a la vejez y sus privilegios, que nadie podía ni tenía ganas de determinar cuán reales o fantásticas eran.
Al despedirnos con la intención una mañana, cuando Natural volvió al interior de su departamento me descubrí pensando:
-Es mía aunque no la posea, pues la merezco.
Cada vez luego al encontrarla frente a frente o con la mirada distancia, ella abandonaba la protección que los espacios de nadie le exigían, demorando el momento en su paladeo.
La amiga estaba ya al borde de un ataque de nervios por la relación platónica, cuando se produjo un afortunado accidente. Entré a un cibercafé en el momento en que la muchacha saldaba la cuenta y me destinaron la máquina recién desocupada por ella. O era un desorden con un par de piernas o le ganó la prisa, y dejó la máquina sin cerrar las páginas en las que navegó. 
-Menuda joya virtual resultó la mosquita muerta –me dije ante el despliegue de promiscuidad en la pantalla.
Las webs de dos redes sociales y de un sitio para citas relataban tal intensa historia sexual-amorosa-, que hasta mi prolija experiencia se ruborizó y en una suerte de reflejo condicionado salté de la silla como de una cama orgiástica donde todavía escurrían los flujos del placer, jeje.
Entonces caí en cuenta: la “imberbe” me odiaba por dar de baja la línea de internet.
Y Natural...
-0-
Al músico lo encontré por ella, territorio neutral donde nos haríamos. 
Pasan los años como a siglos pues estamos en el híper y la joven motivo de mis delirios tuvo un amor que no reparó en esconderme pues para entonces la Niña se había mudado a este departamento al fondo de la privada. 
Continuaba su romance la mañana en que el mío terminó a la vista de todos ayudando a la joven costeña con las maletas. 
Para entonces éramos dos completos extraños y en breve ella me despreció sin más, gracias a la roomy, quien cambiando roles e intenciones buscó en mí la perversión que estaba al fondo de sus entretenimientos.
El clip es un exceso para la historia. Pido perdón a sus autores, jeje. 
En una reunión de vecinos regalé un pequeño libro con mi nombre y la Roomi se aficionó a los blogs indicados allí. En particular a éste, donde iban mis historias sexo-amorosas, bobas y no.
Fue realmente una gran sorpresa que tocara a la puerta deshaciéndose en halagos con un ruego: corregir sus cuentos.
-No sé fabular y desconozco por entero el género -le dije.
-Pero sabe escribir y me gusta mucho lo que hace. Ande, por fa.
Le ayudé como pude durante un par de tardes. La práctica tenía algo que inquietaba vagamente sin que precisará bien el motivo.
La segunda vez se despidió de forma muy sugestiva y regresó pronto dándome gracias por los aplausos de su maestra y con la solicitud de continuar.
Percibí el ya para entonces claro mariposeo de las jóvenes sobre un viejo inocuo o que se manipula con facilidad. Era odioso luego de Mía y la Niña, mayores que ella, y a la vez irresistible. Mi autotestima con el otro género, una de las pocas medallas de las cuales podía presumir, estaba por los suelos.
A la manera de los días anteriores, se sentó en una silla frente a mí para leer. La falda corta y apretada descaró sus intenciones ylas piernas jugaban a cruzarse o abrirse un poco. 
-Busca a otro estupido -pensé y enseguida. -¿Quieres jugar? Será a lo rudo o nada.
Los ojos se me clavaron en el objetivo obligándola a decidir. 
Detengo ahí el relato por obvio y porque a punto de iniciarnos, escuchamos a Natural llamar.  
Agrego sólo que si mi vejez resiste la expulsión del mercado del amor y la carne, jeje, se lo debo a quien otra vez tiende inocentes hilos entre nuestras puertas.
Para Natural la multiempleada canción dice exclusivamente los versos generosos, necesarios ahora pues no hay más que esconder. 
Tú, R, sabrás perdonar y sino ni modo, jeje. Espero que los vidrios de mi ventana no amanezcan rotos. 
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Como ahora decidí pasarles cuanto tontería escriba, nietos, me guardaré la vergüenza por viñetas de este tipo.
Hay explicaciones regadas aquí y allá sobre mi comportamiento en la vejez. Tomen una cualquiera. 
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Pasan los años y mi música sigue causando estragos, jeje. Ahora en la novia del vecino narcomenudista, que por competir con la Tic venía a coquetearme cuando ella andaba por aquí. 
Hace un momento con un cigarro en la boca se recargó contra mi puerta como Marlene Dietrich haciendo de Ángel Ázul. Igual que ésta sin duda pretendía algo más del viejo profesor-¿Me presta para unas chelas?, digamos. 
-Qué buena es su música. ¿De dónde la saca?
-De mis discos.
-¿De veras? -dijo soltando el humo que quería seducir al universo. -¿Un día me invita a oírlos? -a solas los dos, prometían sus mefistotélicos ojos, jeje. 
-¿En cuánto calculas mi cuenta de banco? -contesté en silencio. Total la del director de escuela tampoco debió ser muy gruesa.
Realmente está para comerse, la damita, así que bien podría consultar la cuenta por internet, jeje. Hasta que se pone a bambolearse con suavidad. 
-Te vendrían de perlas unas clases con Marlene.
-Perdón.
-Sabe mucho de música.
-Ah, sí. ¿Quién es?
-¡Cuac! -se escucha vía telefónica a dos mil kilómetros. Luego, la risa.

2020
-¿De dónde la saca? -pregunta  Inquietante.
-Youtube, discos, nada más -respondo mientras Tierna hace honor al apodo, bailoteando.
-No clave así los ojos -pienso cuando aquélla se da a su mejor arte. Es dura y trae a mal traer al hermando de la compañera, tipo ruidísimo con el que me esmero en llevarme bien hasta hacerlo parecer mansa paloma (lo he visto tundir a más de uno para defender sus rumbos).
Tierna trata conmigo con frecuencia, pidiéndome u ofreciendo cosas.
-Voy al Oxxo, ¿quiere algo? -dice rigurosamente cada madrugada camino con el novio a surtirse de chuculucos que acompañen ¿piedras?, ¿tachas?, ¿algo para mi desconocido? O:
-Nos quitaron la luz, me deja poner una extensión. 
Hay peleas olímpicas en esa casa y después tras mi pared se las escucha gemir quedo tres, cuatro, más veces, en encuentros cuya furia hizo algunas noches avanzadas que Tierna y su pareja continuaran en el patio comunitario.
Inquietante es púdica y ni así oculta el volcánico carácter pasional.
-Ya, deje esa mirada -vuelvo a pensar, imaginándola entrando a mi casa subrepticiamente, jeje.  


domingo, 9 de agosto de 2015

La pasión según FB (4)

(SIGUE LA INESPERADA.)
Leí esto. ¿Cuánto nos reflejo, juntos y por separado, en dos tiempos, y para qué?
Ticteo, luego existo, en 2008 y 2015, y los años en medio se reforman a conveniencia, me parece. ¿Cómo sería mi vida de no reencontrarnos?, ¿y si mañana te haces humo?
Conociste a un Cuac en desgracia, pensaban los demás, y a solas tengo la misma impresión ahora, cuando menos por momentos. Rescatas al viejo, pues, también ante el espejo. Y así, curiosa o sintomáticamente, no sé, volvemos a la escena del futón. Bueno, todos los caminos conducen a Roma, ¿no?, jjj. O lo que es igual: la existencia cabe en un colchón japonés que convirtieron en sala y remanso del placer, jjj, o, sin jejear, P y B estaban con sus días por entero a las 5:28 pm, aprox, del 26 de febrero, en el multicitado año.
Una de mis chistosas mezclas musicales terminó mientras nos mirábamos a distancia, de modo que nos recreó la tarde a solas y más adelante tus tarareos.
Aclarémosle al respetable de la viñeta que "nuestra" privada es pródiga en atmósferas. Cómo olvidar, por ejemplo, el sublime concierto cotidiano antes de la comida. El nipón -vaya casualidad, jjj- del piso alto hacia escalas preparándose para cantar en un bar y tal si lo hubieran ensayado, primero el perro del sastre y después el gallo al fondo lo imitaban durante el aria, llamémosla así, que prorrumpía en el segundo movimiento con el resto de los canes y los niños al regresar de la escuela, jjj -la Tic grabó el espectáculo. 
De las luces por la ventana al patio mejor ni hablamos. Ésta hacia un oriente imperfecto, con la escalera a un costado ocultando el sol excepto en tales y cuales horas de la mañana, literalmente aspira los rebotes que reposan tras el conflicto, y la sala entonces se envuelve con varias fuentes -de luz hablamos todavía, claro-, pues el otro patio, del lavadero, es dadivoso y a su modo también el pasillo a la recámara principal, en eterna penumbra.
P estaba recostada al pie de dos cuadros luminosos, entre una salpicadura de azules y amarillos y un toque rojo, que le ablandaba la piel, y el cabello, los ojos, las abundantes cejas y pestañas negros, tenían un contraste singular.
Ya dije que a su piel parecía faltarle el gusto fuerte que yo identificaba con los morenos encendidos, y así era. La pobre vellosidad advertía algo por el estilo en la supuración, y en esta caso me equivocaba. Una frágil película aceitosa fue lo que encontré, por primera vez en ella y en cualquier otra mujer -venía de la bisabuela de nuestro norte indígena, según la propia Tic-.     
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Acabo de ver esto, Cosa, y me pregunto si una película puede cambiarte la vida.

Dejo la música

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Tú y yo a punto de hacer el amor por primera vez, y detrás el mundo. De tanto usar la palabra perdió sentido: mundo.
El quid está en la secuencia final. El quid no de la película sino de nosotros esa tarde y del Cuac hoy, casi al amanecer -¿amanecer, sí? 
¿Lo que evité fue la vida, creyendo asirla mejor? La pobreza o riqueza de un hombre o una mujer se mide por cuánto experimentó. Presumo nuestra relación y quizás fue intrascendente. A dudas así debemos enfrentarnos. De otra forma para qué venir. 
¿Me confundo? ¿Basta ser bueno?, interrogo con frecuencia en voz alta y rigurosamente la respuesta es Sí. 
Ay, Tic, qué mal ando, jjj.
Voy a dormir para verte en un rato -le encargo al sueño las aclaraciones, jjj y no jjj, que es un cabrón el señor. 
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El "señor", Consejo de los Sueños para los sioux, fue benévolo y me premió con un despertar cuyo contento transmití al compadre gorrión. Lo conociste, Gesti, y tu capacidad para apreciar esas cosas permitió integrarlo a la vida en común.
Vino a despedirse en nuestra nunca mejor nombrada dichosa tarde, cuando hicimos una pausa. Esperándolo en las cornisas a sus espaldas, otros y otras de la cofradía. Entre ellos una tórtola mogijata, que no quiso mirar, jjj, ni porque le cantaste esta
No quedaba ya más que un filón de sol justo a ras de la pared detrás nuestro y su reflejo era un foco de 25 watts en la cortina. Suficiente para marcar los volúmenes Tic-Cuac: en cucharita, como dicen, yo delante. ¿Habíamos terminado de cruzar? Juego dibujándole a las sombras un oleaje que no tenían, desde luego, y así materializar el río. 
El descubrimiento de un cuerpo no le pide nada a la mayor aventura en tierras desconocidas, digamos a lo payaso y -para variar- no. 
-Pancha -díjote el yo-, por qué tan buena tú siendo tan mala la de la canción. 
No, pues me tocaron los primeros picotazos de la relación.
Ni creas que ya nos desviamos, Cuentera -de cuentas y cuentos- y que dejaré de exhibirte en la mera exaltación de los bajos instintos. Bajoinstintosa, de plano, cuando me puse a recorrer tus piernas con una mano pues la otra seguía haciéndole al abuelo tranquilizador, el infarto no vino porque ya me había dado... años atrás, jjj. 
Chale y recontrachale acordándome. ¿Eso iba a tener de ahí en delante? Es que deja que te explique, Tic. No, mejor no. Las palabras salen sobrando con el espectáculo. 
A la mayoría de los celulares les faltaba cámara o tenían una burda y nuestras fotos se tomaron con la digital barata que Él desechó. Abro el centenar que recién recibí de ti.
Puse una en días pasados para quitarla de inmediato. A quien quiera P azul celeste que su imaginación le cueste, jjj.
De líquidos hablé aquí hace un rato y a la porra se fue el profesionalísimo comentario, jjj. Rescatemos un fragmento: la madre de mis hijos era una mujer fuente, figura mitológica cuando las páginas porno no proliferabanY volvamos de nuevo a mi mano recorriendo tus muslos. (Uy, Gesti, se me acaban los cigarros y a las 5:24 am no tengo fuerzas para ir a la tienda.) 
-0-
En 2008 dudé en mostrarte la película
Te recordaba tu adolescencia, tras la cual decidiste eludir a los congéneres. Y a mí, decías de él.
La Canción no tiene esa boca y sus ojos miran más bien así:
El pelo, la nariz, la calidad de la piel y no el color; las cejas y las pestañas, son casi exactamente los mismos.
Hasta ahí las similitudes. Con el caminar sólo tienes que ver en el danzado. A pasitos parsimoniosos anda P, entonces y todavía más posiblemente en el verano de 2015, asentándolos bien en el suelo, y por eso odia el calzado.
Puedo subir fotos tuyas, y además de que no quiero exhibirte, el personaje sirve de sugerencia. La vida se come sin cubiertos ni mesura, a lo medieval, declara todo en ti, como en Betty Blue. 
(Bueno, démonos tantito permiso, jjj. Parecías todavía más joven de lo que eras y libré la cárcel por pura casualidad, jjj.)
Quien educa no soy yo, dije en una viñeta a la Niña... Paro otra vez, que aburro con el tema y de todas formas me presentarán como pederasta. 
Si tenías poca experiencia en la pasión era por la tendencia natural a darte a ella y por los efectos de tus primeras incursiones en él, que te condujeron a la cueva donde seguías esa tarde. 
Temías desbordarte, yo no calculaba bien cuánto y después de dar el paso, olvidé las dudas. Cuestión del único oficio que dominaba: acunar la libertad ajena. ¿Presuntuoso? ¿Y por qué la seguridad de que no habría trabas? Estoy a punto de un discurso, jjj.
Te enamoraba mi olor y la mezcla de tabaco y café tenía para ti un sabor "agridulce", jjj. Si en algo te consuela, confieso que me gusta mucho también.
En fin, cualquier cosa del Cuac era entrañable para la Tic. Me construiste. Nadie se salva de eso, ni yo de continuar subiendo por tus piernas, las dos, con una mano que iba de una a otra mientras las tuyas acariciaban mi cabeza y me delineaban el rostro.
-P, no te enojes, pero todavía podemos detenernos. 
Con una sonrisa apuraste un poco el recorrido que hacía hasta el cobijo de tu sexo.
-Quítalo.
Te referías al calzón matapasiones, jjj, que no lo fue.
-No -dije, pues el algodón y sus pliegues me atrajeron poderosamente.-¿Te preocupa la mancha? -que se extendería al sentirme.  
Tu cabeza respondió. 
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Nos vemos en un ratito, Cosa. Dejo una obviedad
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Hola, dice el que a mediodía recién despertó. Chale, ya creo que vivimos juntos (a ver si dejas de darme codazos en la cama, eh, jjj). No soy el único. Ese ring estuvo criminal, Clown.
Fui al tumbaburros:
Pánico: Estado en el que entra un Cuac cuando una Tic le informa la llegada con su criatura, jjj (el jjj no es agregado mío, eh). 
Le hablé a Él para que se queden con los nietos, porque sino tu cosito identificará a esta ciudad con la penumbra de nuestra casita y los pulmones le reclamarán. Los piojos se encargarán de maleducarlo.
A la 1:22 llevo una hora desnudo frente al espejo precisando qué debo mandar a hojalatería. No porque espere me veas así... (Muchos suspensivos. ¿Un desafío el rencuentro? No ((digo y corro a la bicicleta a preguntarle cómo anda luego de meses de abandono).
Total ya cantó don León
La mayor preocupación es cómo asimilará tu enano que su títere hable y vaya y venga a voluntad 
(Escogí una foto favorecedora, no para ti, que al amanecer me encuentras en la más triste condición.) 
No sé dónde meter tanto calor. Ayer la Nadia:
La Verdad es el fundamento de la Paz.
A B 
¿Basta ser un hombre bueno?, insisto en la pregunta, y la contestación se repite a lo piedra pequeña.

La casita en los ojos de la hermana Ro, al poco de tu marcha
Claro, después vino la Acá y Allá a limpiar, concentrándose en los espejos

La lista de reproducción sigue
Llegarás para ver La última gira, que será la primera en su próxima presentación, y a los grandes personajes en ella. 

Más días Cuac




Ayer hablaron por cuarto año los del Nobel. Qué necios. No entienden que no lo quiero jjjjjjjjjjjjjj


  • Wadda jajajajaja sonso

  • B No se haga, la Wadda, que usted es la que comanda el comité que me promueve
  • Wadda  jajajajaj si yo te llamo y te llamo para que te den... el NOBEL
  • B Yo con que me dieran una Wadda tenía jjjjjjjjjj
  • Wadda Rock jajajajajajajaja con una
    Sofia es un premio burgues amigo, te entiendo
    • No, y luego del reconocimiento por la Academia Toby, qué más jjjjjjjjj
  • Manuel Yo también le estoy llamando para darle un presente...

    • B ¿No me va a hacer lo de siempre? Eso de enseñar la zanahoria nomás jjjjjjjjjj
      Manuel Zanahoria pepino y pura verdura para su dieta
    • B Mamito jjjjjjjjjjjjjjjjjj







Ahora ahí los dos coreamos: Dance me to the end of love.
La vida es una puesta en escena, ¿no?
Cuac no cambié. Ni tú
No conté que tal vez la Mal nombrada se mudará aquí. Es una comadrita. Cuando charlamos, por si acaso y como a la pasada dijo:
-A mí sólo me gustan los hombres altos y fuertes -jjj.
La casita sigue siendo tuya.
(Detén al que se puso loro por tu anuncio.) 
-0-
La acaban de pasar, Clown. Me gusta mucho. (A las 3:57, resurrecto, le doy el tamaño que quería.)
La letra:
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos
-esta muerte que nos acompaña
de la mañana a la noche, insomne,
sorda, como un viejo remordimiento
o un vicio absurdo-. Tus ojos
serán una vana palabra,
un grito acallado, un silencio.
Así los ves cada mañana
cuando sola sobre ti misma te inclinas
en el espejo. Oh querida esperanza,
también ese día sabremos nosotros
que eres la vida y eres la nada.
Para todos tiene la muerte una mirada.
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.
Será como abandonar un vicio,
como contemplar en el espejo
el resurgir de un rostro muerto,
como escuchar unos labios cerrados.
Mudos, descenderemos en el remolino. 
César Pavese. ("Agobiado por la depresión y el desengaño, se quitó la vida en agosto de 1950", a los cuarenta y dos años. Viejamente viviendo de prestado, uno, sí.)


Parece que escribo mi epitafio, jjj. En fin, por si se ocupa... 
(Cuánta más la felicidad, tanto más la melancolía, en términos Tic y de mi abuelo, mi hermano pequeño, los 43+5 y así hasta el infinito.)  
-0-
Unas horas después caigo en cuenta, P. Dicen que los encontraron y no lo afirma la autoridad. Si es cierto, estarían casi en el mismo punto donde los malditos aseguraron. Me niego a creerlo y entretanto morimos todxs por tercera vez.
Leí al paso un titular y las prisas de la alegría impidieron entenderlo. 
Reviso la nota, es absurda. Busco en la red. ¡No hay nada! 
Eternamente con un pie en la locura el Cuac. ¿Me advierte, como la culpa que asesiné hace unos años en el parque, recuerdas? ¿De qué?, ¿de no quererte?, ¿de que sólo tengo derecho a ser feliz diez minutos al día? ¿Así se decidió Pavese?
-Lázaro, a quien diga que fue fácil, levántalo y échalo a andar. 
Seguro leíste la viñeta ésa.
-0-
¿Me acompañas al taller, Cosa?
En realidad vamos a dos
-0-
Si este es nuestro diario, P, la elocuencia está en lo callado.
Quién sabe cuánto duran los días juntos y cómo transcurren.
Vendrás pronto y la viñeta quedará en silencio.  
-0-
3:29 am del sábado, Júrame, y la soledad anda queriendo ponerse estorbosa. No hay más solución que
Jjj, quiero volver al futón aquella tarde, en la memoria, claro. Y no. Quedemos con mi mano entre tus muslos, los Tic brazos estirándose hacia atrás y su cabeza que se inclina a un lado. 
(Hago el trabajo preparatorio, jjj, apelando al recuerdo. Así cuando llegues, como a lo casual el futón estará donde entonces y:
(-Qué buen momento ése, ¿no, Cosa? -jjj.
(Bueno, eso puedo hacerlo en treinta y dos puntos Tic registrados, jjj.)
Mejor bailamos
Y luego
-0-
Llamaste, Cosa.
Repetí varias veces la canción pues lo pedías. 
Nos enamora este espacio donde quedamos. Por eso contaré todo del pasado. Formará parte de la herencia a los nietos en los cuadernos, y a ti. Ni idea de cómo transcurriremos en el futuro y sí de que habrá un Tic-Cuac hasta mi final.
Tu mirada no es sólo ojos, ¿te das cuenta? Estás tan ahí cuando nos vemos... 
Oh, la música que más o menos accidentalmente escogí... ¿Tardo en comprender?
Eran los primeros P días aquí y al salir de paseo en la mañana reclinaste la cabeza estilo canción, en mi hombro, por primera vez y sin motivo porque la cuadra estaba muy tranquila, pajarosa, jjj, y el cielo limpio para la ciudad monstruo (la canción sigue repitiéndose en la web y, al picar no sé dónde, también en el blog, con un par de segundos entre sí, a lo canon, jjj; ¿podré hacerlo con un tercer clip?; espera... uau; va por correo; ¿y una cuarta...? no más, perdón, jjj; es que se presta, ¿verdad?)
Los ritos: a las siete en punto cada día, incluso si nos encontramos hace una hora o hay otras llamadas después. Tiene truco, creo. Ríes, seguro. Cuando apenas me acerco a la esquina, diste dos vueltas a la colonia, jjj.
Que tienes una sorpresa, anuncias. ¿La estropeo? Al mover la compu se perdió el encuadre que preparaste, es obvio, y, lo siento, titiritera... jjj. A buen entendedor sobre decir que ahora el yo de varas, estambre e hilos para manejarlo, tendrá una compañera, jjj. Puede pasarme desapercibido un elefante que brinca sobre mi cama. Cualquier cosa en relación a los multinombradxs, no, jjj.
Uy, dejé a mitad la mañana cancionera, jjj. ¿Continuo con ella después, para terminar un trabajo? 
Son 5:25. 
-0-
6:53, ya casi. Prevengamos a la felicidad. De nuevo
Para todos tiene la muerte una mirada.
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos
Será como abandonar un vicio,
como contemplar en el espejo
el resurgir de un rostro muerto,
como escuchar unos labios cerrados.
Mudos, descenderemos en el remolino.
(Per tutti la morte ha uno sguardo.
Verrà la morte e avrà i tuoi occhi.
Sarà come smettere un vizio,
come vedere nello specchio 
riemergere un viso morto,
come ascoltare un labbro chiuso.
Scenderemo nel gorgo muti.) 
César Pavese.
La puntillosa dama exigió comprobar si el traductor había conservado el ritmo del poema, jjj.
-0-
Paso uno, despertar. Dos, quitarse la cruda de tabaco con tabaco. Tres, parir geniales ideas para un trabajo, jjj. Cuarto, poner las canciones de Ella corriendo adonde se completa su sabor. Entonces suena el correo. Trae la foto de los dos títeres que juegan movidos por una mano de niño y otra de mujer. Son pequeñas obras de teatro acompañando por un momento el día cuyo rumbo no se altera. 
De vuelta el correo y una segunda foto. El perfil de la joven madre trepa una roca lavada detrás del niño que sube a gatas entre el estallar de una ola.
Joaquín Sorolla
Esto fue unos minutos después, jjj, dice el Cuac que no quiere quedar fuera de la hora y de paso recrea. 
Ahora eres una indistinguible distinta Betty Blue, con un niño milagro y un mar que nadie sabe, fugándose por las noches a un caserío legendario.
En éste nos veremos y no en mi ciudad, según afirmó el diario. 
Por si no das con tu casa al regreso, Tic, una foto para ubicarte, jjj
Joaquín Sorolla
Al fondo el balcón desde el que sueles charlar conmigo.
-0-
Repito
Cuatro días para que vengas y ni intento poner guapa la casita. Se vino abajo con tu marcha y el cuarto de arriba lo presto al sastre. No están más, pues, las jardineras y los macetones sobre la playa de cemento con vista al cielo, a las espaldas de la cuadra vecina y los árboles en rengleras a lo lejos, hurtada al fisgoneo. Era desierto esa azotea antes de ti, y se volvió un modesto paraíso.
En el patiecito para lavar, las plantas también murieron y poco a poco todo se arruinó, a pesar de Mía y el matrimonio con la Niña.
Desde luego era a la vez por la pérdida de los nietos y el golpazo tras el largo, infructuoso viaje en búsqueda del hermano pequeño, que libré mientras tú estabas.
Ése vínculo entre ustedes guarda los porqués, como hoy el del enanito tuyo con ellos a través mío. En él hallaste cuanto juntos pudimos por fin explayar. Me concibo puente y lo soy de nuevo: entre un niño en silla de ruedas hace casi sesenta años y el que sorteaba las rocas esta mañana.
Espera, voy por una viñeta. 
Ya:
Digo cualquier cosa sabiendo que quien te cuenta son los ojos y las inflexiones en la voz, y al voltear con la sonrisa casi me olvidas, atrapado por lo que tardo largos segundos en sospechar es una luz sobre el filo de la cortina. Lo creo porque te he visto antes encandilarte con ella como si fuera la primera vez y la sé para mí perdida según debiera, a menos de hacer el enorme esfuerzo de otros días. Gracias a él descubrí, por ejemplo, el justo vaivén de la rama al borde de la ventana, sin traducción al menos para mí que estuve dale y dale en el intento de hacerlo palabras.
No puedo con tu mundo, hermano, me rebasa, me apabulla, me pierde en el desorden aparente donde tú por necesidad encuentras armonía. Desde el baño mamá pide que la ayude a bajarte por la rampa, le contesto que puedo solo, me recuerda cuánto has crecido. ¿Ves? Todo eso está en el juego de voces entre los dos. ¿Algo intuyes viniendo de lo que no atino si te vale llamar "ayer"? Algo, sí, me parece. Más lo olvidas en un tris. Qué caso tiene, dirás, en un decir.
Ahí termina la viñeta y empezamos los dos, él y yo, tú y yo, el pequeño de la Tic y la Tic. 
Tontos juegos de palabras, sí, y muy mi derecho, que no sigo aquí por casualidad -pido perdón a don César por decirlo.
Idílico el 2008, con amor y placer a raudales. En el lomo de su curso, tristeza sedimentada, repito y repito, que de otra forma no se entienden las razones de un enlace sin mácula, y no exagero ni tantito.
Fue eso en realidad lo que me orilló a tu ida, contra las P patadas: necesariamente el mito se destruiría. No lo hará esta vez (ocasión suele ser una palabra horrible, jjj) por lo bien construido. (Me estoy pasando, creo, Clown, jjj.)  
Equivoqué la música. Cómo saber adónde vendría a dar. 
¿Me estoy pasando, en verdad? No. Es muy simple. Sobran los argumentos.
Hasta el rato, Cosa. 
-0-
Dormí un poco, faltan más de dos horas para el rito, no hay trabajos urgentes y pienso por los dos en voz alta. 
Tus primeros veintidós años los conocí gracias a la intuición sobre todo. Las Tic normas excluyen las largas parrafadas a menos que traten de asuntos minimísimos y trascendentales, como los sistemas de tránsito en las arañas o el sonido. Especialmente en el sonido que, con las texturas, es lo que más te intriga.
Escuchar y tentar son tus herramientas y dimos grandes espectáculos recorriendo con los dedos las cortezas de los árboles o los muros en la ciudad vieja, por ejemplo. Lo otro pasaba inadvertido: el reconocimiento de "notas" y ritmos en la batahola que jamas desaparece aquí, aun a las horas en que se diría el valle duerme.
La música que oímos ahora no suena por capricho. El pianista es tal vez la persona más parecida a ti. Cuando te ofrecieron el contrato para grabar, pediste una inmediata prueba en el bar, imitando a don Glenn con una famosa balada ranchera, tanto en la interpretación como en los visajes y el movimiento corporal.   
-No se burle -dijo el ejecutivo que se había tomado la molestia de ir a escucharte.
-No, señor. Sigo a mi maestro. 
Tu altanera mirada bastó para mandarte a freír espárragos, jjj, y el adios con caravana que se llevó de despedida fue inmejorable.
(El tiempo parece andar con mucha lentitud esta noche. ¿Llevo escribiendo apenas diez minutos? De Mozart pasé a Chopin, por cierto, y tú sin saberlo, jjj. Esas listas de reproducción. Uy, de vuelta se acaban los cigarros en la madrugada. Habrá que ir al minisúper, con el riesgo de convertirme una vez más en paladín de los trasfugas nocturnos, jjj.)
Del tema a tratar no hablé ni una chingada en voz alta, jjj.
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Cosa, ponlos simultáneamente con un segundo de diferencia,sin los aplausos iniciales, y conserva el volumen que tienen o gradúalo un poco, que tú eres quien sabe (0:04-5). (Cada uno que entra mueve a discreción. En todo caso respetemos el volumen del primero en el doble que los demás. Sino crean caos, aunque no está mal así.)
Cuac loco, Cuac loco, jjj.
La primera mañana cuando al caminar por la cuadra te reclinaste en mí, habías hecho una declaración de amor a las extrañas cintas musicales que grababa. Eras un pájaro inquieto antes de salir de casa y el vuelo se apaciguó por tu sempiterno miedo al exterior, dejando a esa niña segura de encontrar quien protegiera la falta de contención que necesitaba. 
La plenitud duró cien metros y la pérdida se compensaba con la paz de saber donde hallarías siempre cobijo.
Para el Cuac equivalió al paseo en que E dijo Eres mi mejor amigo.
Una mujer y un niño podían tener muchas cosas en común para un abuelo profesional. Todas, no, menos a tus ojos que tardarían casi dos semanas en verme con los nietos. Creíste que estaba solo para ti y al descubrir el mundo entre los tres, lejos de sentirse desplazada la Tic percibió un nicho que se le reservaba.
-0-
Escucho los Júrame preguntando por la sensibilidad entre dos épocas. O las muchas, en particular cuanto más atrás se va. Aborrezco el México de la Suave Patria y en tal y cual cosa resulta entrañable, como esa canción o las que más te gustan.
Conmigo fue tu asomar a los años de María Grever.
-Quiero vivir ahí -dijiste seleccionando media docena de fotografías. Luego la mirada se te volteó al patio de la privada para preguntarle si pasó el tiempo. 
La tarde en el futón puede responder. Estirando los brazos hacia arriba con el desmayo de la cabeza inconscientemente copiabas escenas de película antiguas para ti, que a mí me formaron y ninguno de los dos buscaba no por inéditos y sí por fidelidad al momento.
Otra vez debo advertir al cuaderno que la Niña es tu proyección y no estaban dedicadas a ella las palabras de Monelle:      
Que todo dios sea dios del momento.
“Y Monelle dijo: Te hablaré de los momentos.
“Mira todas las cosas bajo el aspecto del “momento.
“Deja ir tu yo a merced del momento.
“Piensa en el momento. Todo pensamiento que perdura es contradicción.
“Ama el momento. Todo amor que perdura es odio.
“Sé sincero con el momento. Toda sinceridad que perdura es mentira.
“Sé justa para con el momento. Toda justicia que perdura es injusticia.
“Actúa para con el momento. Toda acción que perdura es un reino muerto.
“Sé feliz con el momento. Toda felicidad que perdura es desventura.
“Ten respeto por todos los momentos, y no tiendas lazos entre las cosas.
“No retrases el momento: extenuarías una agonía.
“Observa: todo momento es una cuna y un ataúd: que toda vida y toda muerte te resulten extrañas y nuevas.”  M. Schwob.
¿Exagero al hablar de tu generosidad? No al estilo Monelle y sus hermanas en el tiempo, pequeñas prostitutas. En tal y cual parte pido perdón a los hijos por cumplir el rol de padre y recuerdo cómo apenas nos vimos en el cunero el mío y yo renunciamos al otro. No son discursos que aprendí. 
En nuestra monstruosa sociedad la palabra prostituta es deleznable desde sus orígenes y escupe con placer y desazón. En la juventud tuve amores con una, sabes, y la tengo presente. 
Contigo Monelle adquirió un abuelo y en el futón se entregó sin reservas a su ser. 
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El domingo familiar de la Tic me incluyó. Ahora tiene manera de que nos veamos cuando está fuera de casa. Los acompañé al río y estuve a punto de abofetearlos por no compartir los cangrejos que chupaban hasta el último resquicio, jjj. 
El enano y ella me llevaron senda arriba entre helechos, gallos y mameicillos, los llaman, con un chilladero de pájaros, insectos y vaya a decirse qué más. Buscaban un ojo de agua pequeñito, con su salto sobre las piedras rumbo a la corriente en cuyo borde podía verse el mantel donde comieron. 
El piojito de cuatro años se sentó allí para mojarse y la Tic lo animaba a seguir el curso de las hojas que ambos lanzaban. Era muy curiosa la sensación de estar con ellos desde mi silla.
De tanto en tanto la nunca mejor conocida como Clown hacia Cuac, y él en un punto, tras voltear en inútil búsqueda de patos, se dio a imitarla. La conversación fue genial y terminó en una pelea a picotazos, jjj. 
Regresaron antes del atardecer y sólo las guardias campesinas que topaban pudieron explicar la tranquilidad relativa, pues así se descubrió, de un domingo María Grever. 
La diferencia entre la Tic y el hombre del piano es muy simple: de género. En esa sala no hay más niño que él.
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Que nunca debe salirse sin vestir una gran canción
A las 5:30. ¿Vamos, Clown? 
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Como otras veces, compruebo que soy ilegible y cierro los blogs. Así estamos según conviene, en privado, Cosa. 
El principio lo sigo: decir lo indispensable y no más. 
Falta día y medio para la llegada de ustedes. ¿Qué quieres presentarle a N, tu pequeñito? Es su primer viaje y ha de tener significado.
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Falta media hora, Tic. Ve el video
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Que transforme este diario en no sé qué para los demás, dijo el joven amigo pendiente de mis cosas. 
Desde luego no lo haré. Los pocos que nos frecuentan aquí son cómplices.
En la red social con ochenta contactos, al ir a la cama acostumbro poner lo escrito cada día. Cuatro leen de tarde en tarde y sin preguntárselo dos de ellos confiesan no comprender nada. Respondo con bromas y un mal sabor de boca. El muro de esos chunches virtuales es un patio que para los solitarios extiende el hogareño. Si me encuentran en calzones y les incomoda, culpen al fisgoneo, jjj.
No concilio más allí, como no lo hago en ningún otro lado.
Volvamos a lo nuestro, Gesti. 
De alguna forma tengo que hacerte pública guardando tus señas de identidad. Arreglo un poco la foto de Betty Blue y ahora para los demás somos estos
Y este, N, tu cosito.
Joaquín Sorolla 
Prometes cantar mucho también estando aquí.  
Por desgracia ya no hay carretas, trepar a un enano al caballo es peligroso, y sin propósito de ahorro, como la señito odia los autos, lo más cómodo serán doce horas en camión de segunda, con paradas, jjj.
De ver, escuchar y sentirse arropados va el asunto, dijo siempre sin decir la Tic. 
Se lo agradezco pues me gustan mucho las centrales de autobuses y si nada es comparable a las nubes y por ello duele perderse el avión, N meterá en la maleta el apasionante trepar al altiplano desde la costa. 
Harán casi el mismo camino, P, que cuando a los veinte años decidí dejar todo atrás y lo hice y no. 
Viajes por dentro y por fuera, momentos de un mismo suceso, digo en el cuaderno Tal. El de ustedes hoy, mayor, pues nada tienen que ver con los viajeros modernos o posmodernos o X, vaya a saber cómo debe llamarse a este tiempo en el cual parecemos regresar a 1848 o por ahí.
Los sólidos se desvanecen en el aire, es una frase del Carlitos, que un siglo después otro gran tipo revisó. ¿También nuestros encuentros en la camarita virtual? ¿Por eso vienes, Tic, para deshacer el secular enredo cosiendo, y N es el verdadero sujeto de la aventura? Sí.      
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6:56 y sin cigarros de nuevo, jjj. Corro.
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Llegan en media hora. Así te venden la central, ocultando su trasiego semiáspero, sus olores, las cuitas en los viajeros, el terror que inicia a un cuarto de allí y ustedes sortean desde salir de casa.
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3:59 am y la Tic me acompaña al portón en la casa de los nietos. Cuando hace dos horas el último superviviente cayó, jugamos como niños, primero con las fotos que se entrecruzaron y luego usando cualquier pretexto. De hecho lo hicimos apenas vernos en la terminal. Lenguas que provocan al otro, empujones, piquetes, durante los suspensos para vigilar el efecto del viaje en N. 
Fueron los últimos en bajar del autobús y asomarse a la gran nave por donde la gente va y viene. P cuidó que el impacto de la mancha urbana no le llegara al chiquito a lo repentino, distrayéndolo con un rompecabezas. Si bien los oídos advertían la precipitación, tiene tal confianza en su madre y es tan bueno el adiestramiento que ella le dio, que primero compuso un mapa sonoro para atender luego al otro.
-¿Le contaste algo antes para prevenirlo? -quise saber el lunes. 
-Bastaron nuestras fotos -las de 2008.
No se trataba de apaciguar el asombro, fuente suprema. La buena entrega era el tema, como en la interpretación de la sonata que escuchamos.
De niños va sobre todo la historia Tic-Cuac, también en el futón, el peldaño entre la sala y la cocina, el escritorio contra la ventana o los demás puntos del croquis pasional, jjj.
Por supuesto sufrieron agresiones en el camino: nueve retenes militares-policiacos, cuyo resultado nunca puede preverse; fila de ambulancias al acercarse a una gran ciudad; un transporte de carga recién robado, al parecer... Nada mayor.
¿Agresiones? Así debe llamárseles pues uno de los instrumentos más socorridos en esta guerra que se silencia, es el miedo. Eso para quienes representamos el súper, como muchos años atrás bautizaron a la capital los ladrones de una célebre colonia. El súper veinticuatro horas, en el cual hay de todo a la mano. Hoy también personas. Para nosotros, subrayo, porque los otros viven en la realidad y no son criaturas asociales estilo P, N, los nietos, mis vecinos y demás. 
En junio en Tampico, Tamaulipas, compañeros de una niña de siete años la atacan. “Jugábamos a la violación”, dicen. La madre denuncia y la maestra minimiza el hecho: “la niña tenía algo de culpa por ser la más bonita y coqueta del salón”.
El mismo día un poco al norte, en Reinosa, el gobernador "inaugura calle en honor al fundador del Cártel del Golfo". Y así ad libitum entre ciento veinte millones de habitantes repartidos en dos millones de kilómetros cuadrados. 
La Tic y yo nos entregamos a juegos prohibidos distintos a los de la película. Frivolizo, no lo niego, y de nuevo merezco el derecho a hacerlo.
Camino un buen tramo hasta casa, pues el meollo de la ciudad gigante conserva una relativa paz gracias a una sociedad que no paró de moverse desde 1968 y que de 1997 a aquí da el triunfo a la izquierda electoral pase lo que pase y la vigila -cuán optimista visión, jjj.
Las últimas doce horas giran dulcemente en mi cabeza. 
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Durante el paseo nocturno con ella



  
Nacho López

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Al insomne que duerme hora y media de noche pues se mangó seis durante el día, tócale divertirse con los piccolos por la mañana, mientras la Tic termina el sueño. 
Si bien desperté no por eso sino por el hábito que dejó nuestro rito. Ah, Cosa, perdí a la del balcón. Recuérdamela en los de E y P, anda, jjj. Eso: echaré piedritas a la ventana, asomarás y vestido de napolitano, los vecinos animándome con aplausos 
Torna, torna, ti prego. Vicini a te per sempre, jjj. Ma cómo se me da el italiano cuando estoy a tu lado. 
Por cierto, te ves guapísima en la foto con arco, jjj. 
No sabes cómo agradece la casita que la visitaras siquiera un momento. Y la azotea, claro, de no ser por el circo perruno que provocamos.
¿Sabrá doña Eleni qué tan socorrida es por mí?
Si lograra mantener el personaje del Mero picaresco, comediante.
De tú y yo, N y los nietos no diré palabra, que no hay manera de contarlo. 
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-0-
Dos

Y a 1:49-50, con el volumen que tiene agregas

(Me cuesta un enorme trabajo encontrar traducciones a lo que canta esa mujer en griego -pues lo hace en varios idiomas-, excepto si las letras vienen de poetas o músicos muy conocidos. Tal vez es el caso y no lo sé. En un momento quizás dice "pero con sólo una mirada muchas cosas cambiaron".)

Duermes en el sillón agotada por la sorpresa que preparaste en la casita. Imagino cuál.
Mañana se mudan allí por el resto de las dos semanas.
Te contemplo entre la luz que llega por la ventana de este otro patio.
-0-
Antes de abrir la puerta reconozco el aroma: la Tic fórmula para limpiar este modestísimo espacio que vuelve a parecerse un poco al de 2008. Una nota sobre la mesa: 
No vayas a la azotea. A las nueve llega el plomero. No le preguntes nada y déjalo trabajar. Nos vemos a las doce.
Firma el dibujo de un reloj de péndulo con moño rosa y cucusito al lado, jjj.
Hago mi última madrugada de tabaco sin reservas, prendiendo velas y diluyendo vinagre en cubetas con agua, desde luego, para matar el olor y que el muerto no sea yo, jjj.
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Callé mientras el plomero quitaba el techo semitransparente del patio interior y debí salir a encontrarme con P, N, S y E cuando él apenas montaba lo que presumo. 
Ahora en alocada, sonriente procesión los cuatro vamos adónde se obviará el Tic propósito: el gran parque para la venta de flores y macetas.
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Hice de tu abuelo, Gesti, y contestas ahora como una nieta que dispondrá un buen cobijo para el viejo. Fuimos hermanos pequeños los dos y vienes a refrendarlo. Acompañaste el viaje con E y S y me quieres como viejo en quien tu enanito encontrará calor. 
Tu hombre debe cambiar de ciudad, no lo seguirás pues adoras el puerto con su pueblo fantástico, y pides a N que describa un hermoso cuarto en la casa ahora sólo de los dos. 
-Allí vas a dormir -dice el piojito y le pido detalles sobre cómo serán los diez días por mes que en adelante pasaremos juntos. 
-El río ya lo conoces, ¿verdad? ¿Y la escuela?
La Tic se decidió a llevarlo a la guardería, para socializar.
Pides a los nietos su teclado y volteas hacia mí:
-Y no tomaremos taxi.
Puf, te volviste una dictadora, jjj. 
-Con tanta carga quieres infartarme antes de que sugiera recordar el croquis sexoso, jjj.
N pregunta de qué va eso y a la P le da un ataque de risa.
¿Nos la cantas rumbo al Metro?
Sigue con la risa desatada, sin cantar, el enano le hace coro y entiendo:
-¡Las flores y las macetas!
-Esas sí se fueron en taxi.
¿A qué hora la cosa se volvió tan diligente para estos temas? La razón va entre los dos, mal pudiendo con la bolsa de ella. 
-0-
La privada está contenta, llegó su jilguero a quien ayer hizo cantar sin yo saberlo. 
Al estilo de S y E cuando vienen a este pobre hogar y todo piropean así sea un desastre, N entró diciendo ¡Qué bonito!, jjj. Bueno, es el departamento del Pupa de sus nuevos amigos y marioneta suya, por necesidad fantástico también para mí que no puedo reconocer la atmósfera de la cueva donde me escabullo y encuentro hace diez años. 
Calculo cuál es el motivo e incluso así parece una alucinación. ¿Sobredimensiono? La luz y el aire se transformaron por entero. La iridiscencia cambio de eje, a primera vista nace ¡en la cocina! y hay un vientecillo que circula por todos lados trayendo esencias inauditas. 
En P el semblante es de un efrit, genios de Las mil y una noches. ¡El patio del lavadero tiene ahora un tragaluz con ventanas!  
Y volvemos al principio, con la música y más, porque casi llegar en 2008 la Inesperada concibió esa solución
-Costó poquísimo, Cuac -se adelantó a mi discurso.
N creyó volvían al juego que tras el río es costumbre.
-Cuac, cuac...
Menudo lago sin lago, aquéllo, jjj. Terminé empapado de mujer y niño -qué fácil es hacer frases con facha ocurrente. 
-0-
Soy un dormilón de horario todavía más perturbado que lo no poco común, por los encuentros al amanecer con P, quien como en un sueño duerme en nuestra vieja cama, el hijo al lado, y aparecerá en cualquier momento, seguro, según sus hábitos.
No haré cuentas, sería una traición, sobre los últimos meses de ella con el N padre. ¿Calcular, pongamos, cuándo supo que él marcharía? Tampoco preguntaré por sus años juntos. 
Presumimos que todos necesitan el par de figuras paternales y, si se puede, las de los abuelos, tíos y demás. Hace mucho conocí por un libro extraordinario la súbita evolución de sociedades semiautárquicas en el extremo oriente a principios del siglo XX. Eran de muchas clases diversas a esta mononuclear nuestra
Al Ticcito le parecen naturales cosas que resultarán exóticas cuando vaya a la guardería. 
¿Y la Gesti y sus treinta años, sin pareja, aunque creo entender que el rompimiento no fue agrio ni del todo definitivo? 
En mayo compuso una canción para mí y apenas la descifro, digamos pedestremente. No hay prisa, se llama.
¿Y yo? Trabajo donde sea, al menos buena parte del tiempo, puedo intentar que en la ciudad-puerto se cree algo semejante a los talleres y hasta los viajes de ida y vuelta servirán para la comprensión.
Los fantasmas interiores y exteriores no hay modo de exorcizarlos y quién sabe cuánto la decisión anime nuestras locuras personales.
¿Idílicos otra vez, con nuevas representaciones? La Clown va a las playas de pascuas en ramos, conforme el dicho, y no diariamente como le gustaría. Pertenecen a la guerra mal solapada.
Cuando el piojito cayó, ella fue a sentarse en Uno, jjj, y pidió que la acompañara. Mi pecho contra su espalda contemplamos el asombroso resultado del domo transparente, que al anochecer nos sirvió a los tres de terraza para el té, jjj.
Hubo caricias y besos tiernos. Nada más pido... de momento, jjj -no es cierto. 
-0-
P no despertó en la madrugada, estaba hecha polvo por el trajín del día. Yo tardé en cerrar los ojos y los abro tras el clásico par de horas que en mí la pesadilla toma para incubarse, señal de algo más. 
No los escucho. Deben estar hermoseando la azotea. 

Al fin Eleni Karaindrou encuentra su lugar. Ella y la película para la cual compuso esta música. 
El diario termina, lo demás sigue: a las 12:19 pm. con el canto de la Tic que llega saltando la escalera. A unos pasos, en una silla cuelga de los hilos el Cuac de N. Tomo prestado el diálogo:
-Un día te pregunté ¿cuánto dura el mañana?
-La eternidad y un día (...)
-Todo es verdad y espera por la verdad.
(Perdón por vulgarizarlo, don Teo Angelopulus.)


PD 1





Había nubes de verano gran valle rebotando en tus ojos y no era N quien danzaba sino la azotea, que así ordenaron los pies.
De miradas hecho el viejo. De miradas.
Escribo con Tic pasos desde la recámara hacia mí... ¡descalza, coño!, jjj. 
-¡Esto no es tu pueblo!
-¿No?
Se sienta en mis piernas.
-¿Ahora sí?
¿Alguien quiere de hogar un Nothingman? 
Tan pequeños los dos, tan a la deriva bajo el cielo, como cualquiera, nuestras historias no cuentan.
Las gigantescas oleadas de dolor viniéndose encima.
-¡N, N, N!
Y E y S. 
Sólo eso importa. 
Las mareas mudan y no hubo año sin ellas.
-Esta mañana "¿acaso no es algo?"
Para ti en tu Tac la Celebración.


PD 2 
11:14 pm y duermes abrazada a N con la ropa del día que no terminó, declaras así, y el viento estira una mano para acariciarlos por la ventana cuyo regalo celebra y es patio, perfumes de cactus, agua en rezumos a lo lavadero.
Levanto una manga para preguntar a las venas si resisten esa nueva Tic dosis con niño.  
El plomero arregló también la instalación que da luz al patio y cuatro lámparas de mesa y el pequeño departamento en una vecindad años cuarenta vuelve a los P primeros tiempos reinventado por ella según su vieja imaginación. ¿Es el mío?, ¿no necesitamos siempre la presencia del otro que aligere nuestra soledad ontológica?; ¿y los años con Él y el Nuevo, conservados en libreros, armarios, mesas, figurillas, aromas de cajones, cestas, cajitas, por quienes velaron mudanzas en fila? 
Eso me pregunto mirando el tragaluz, consciente de que la Tic atesora mi pasado como manantial en donde también ella bebe.
La primera noche dudé si debía ponerme algo semejante a un pijama. Lo hacía por N: ¿así era un Cuac pasando de muñeco a hombre con el cual compartiría la vida?
-Vinimos por B, no por su caricatura -había dicho ella cuando vio titubear mis hábitos en la cocina.
Notingman se hizo nueve coros a sí misma para que la Tic escuchara fuerte y claro.
Yo aquietaba su desazón en 2008. P corresponde en 2015.
A las 3:19 tus pasos de vuelta, tan S y E entonces. Sabes que esta vez no revisaré los pies. Pasas por detrás en silencio y como aquella tarde tengo miedo, pues vas a sentarte al sillón de cuero. 
La escena se repite o pareciera: ni tecleo ni me fugo. Pendo de los Tic ojos que recrean al viejo en el escritorio, y las palabras llegan mucho más pronto, con un efecto igual al de la dichosa tarde. 



P3






Joaquín Sorolla


Y así vuelven también los días poco antes de tu llegada

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En un blog entre millones sobra aclarar el motivo de estas posdatas. 
(Presentada por la Tic.) 
-No era esa.
-Fisgona.
Bueno, sí, viene más a cuento Me arrepiento. ¿Oíste? 
¡Zoc!
-En delante te llamarás la Imprescindible.
¡Zoc!
-Mejor cuaquéame, ¿sí...? ¿Ah, no? "Pues lo lamento por las noches sin dormir."
-Cuac, cuac, cuac...
-0-
Previniéndonos la canción anda contra la hora. P fue de compras, a pie N y yo le hicimos compañía hasta el gran parque tradicional y Si te vi no me acuerdo, mujer, que para los machos hay mejores ocupaciones, como vagabundear. 
El cosito requirió siesta y henos aquí. 
Hablo poco de él pues no soy todavía abuelo certificado por T, su padre, y en temas infantiles cuesta trabajo referirme a alguien más que E y S. Están ahí a un paso, puedo verlos cuando quiera y no es el tiempo aún. 
Por algo puse el Madrigal, ya veo.
En el chat mi hermanita Dany sufre a la manera de quien sólo sabe amar sin control.
Madre e hijo se intuyen y los pasitos de N riman con los dos de P. Él por el pasillo, despertando, ella que llega por el patio. 
-¿Te maltrató el Cuac?
-Cuac... -vuelta a los picotazos entre ellos, jjj.
Al rato iremos juntos aquí
Y después a unas cuadras N escuchará por primera vez son cubano en vivo
A eso vamos y no más porque en la Júrame el sentido musical termina en los oídos. Según dicen, casos de su tipo se explican por sobra de pies: tres, cuatrapeándose, jjj. Ah, Tic, qué suerte la tuya cuando me fijé en ti.
¡Zoc!
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Pongo el blog sólo para autores. Si quiero dejar constancia ¿a qué exhibirnos? Diez minutos después lo reabro, jjj.
Sumaré una parte de esto a La pasión según FB, P. ¿Puedo? 
Me dirijo también a ustedes, nietos, como en cuanto hago, ¿y a N? Apenas nos conocemos, piojito, y es injusto que momentos de la historia de tu ma te lleguen a través mío. Con el tiempo ella decidirá mostrarte o no este diario perdido en quién sabe dónde con otra docena de historias semivirtuales.
¿Así termino la serie? Quizá debería sumarle una muestra de la animada actividad en el chat y los talleres, que usan páginas FB para conectarse y publican revistas ventosas.
No estaría mal tampoco consultar nuevamente al analista, pues empeora mi salud mental, magra por naturaleza. 
Viejo, no soy aficionado a otras drogas que trae el híper y sus socios y hasta los celulares me producen rasquiña. 
Uy, falta la porno adicción, jjj, y la rapidez con que trabajo gracias a los buscadores. Sólo así pude hacer un libro en cinco semanas. ¿Y la música? No hay de todo y continuo rabiando porque geniales cosas en mis discos falten en Youtube and cia. A cambio conocí un apenas concebible número de compositores, intérpretes, conciertos. Se nota la indigestión, ¿verdad? 
Mis sencillas, revolucionarias cintas, jjj, hoy serían esmeraldas y diamantes codiciadísimos -¿voy al Google tumbaburros para precisar el tema joyas?
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Duermes en el futón tapada por una de las telas aquéllas. Primero arrullaste al pequeño y ahora necesitas que lo hagan contigo.
Te quise como un loco y esta vez, salvando la broma, a lo cuerdo sin mesura, contradicción aparente pues no me lanzo sobre tu boca, tu piel, tú entera, cada minuto juntos, y son todos. 
Que me debes año y medio, dije. No buscas una pareja, los romances de ocasión te salen sobrando, y no puedes desperdiciar esa parte de la vida. Estaré contigo hasta que muera y si fui sabio en 2008, mucho más cuando asuma bien a bien el único papel que debo. 
¿Quién dejará los "ojos de almacén" y los "tambores árabes" en tu puerta, "señora de los ojos tristes"?
Sólo ella y yo tenemos permiso para comentar el blog, así que al llegar el aviso sé que despertó, lee y escribe:
Necio, recogí los tuyos. Pon la canción de nuevo -con volumen, quiere decir.
Jugamos, ganándonos por ello el derecho a intentar cuanto se nos antoje, escucha en este diálogo virtual a cuatro metros de distancia. El paraíso no existe, me cuesta la vida reconocer viéndote así, perfecta para este hombre pequeño, tuviera la edad que fuera. Nos lanzaron de ahí, ¿recuerdas?, por tu atrevimiento, aseguran, y tal vez es cierto, si en verdad lo regenteaba un señor, sinónimo de padre, padrote, menudo cabrón por antonomasia. 
Uf, qué dramático me puse y pesadillesco obligadamente: quien vive en el edén una semana, como yo ahora, si aspira a más no le queda sino soñar con el infierno. De desalojarnos otra vez... buscamos una sociedad sin biblia, ¿no?
¡Cuaquéame, por fa, y detén mi delirio!, jjj -menudos pretextos se busca uno para que lo besen. 
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N repite el proceder de cuantos quedan a dormir en la casita, y asoma por el pasillo cuando amanece. 
-¿Quieres leche?
-¿Qué haces?
-Ven.
Yo intentaba que viera el patio a esta hora y le interesa la pantalla. Lo paseo por aquí, pregunta por el niño de Sorolla. 

-¿Se parece a ti?
Voltea a mirarme y sonríe. 
Ángeles extraños, cantando sólo para mí 
(Mis horarios de sueño están desquiciados. Traicionaré por la mañana, ¿sí, Tic?)
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La Gesti lee un cuento a N antes de dormir y él parece no escucharla, revisando el lugar: las paredes que claman nueva pintura, los techos altos y las lámparas con plafones de cristal, una televisión vieja, mis recuerdos aquí y allá, que encarnan y no en objetos. 
No soporté más y visitamos a los nietos, para contento de todos. Especialmente en el parque donde los llevaba a veces con ella y que ellos tenían tiempo sin ver.
A golpes nuestra relación en el último periodo, la edad se diría les hizo olvidarla por más fructíferos asuntos, y la recuperan con una extraordinaria facilidad, jjj. Sumamos a N y P cuidando el trato hacia él y no hacia su ma, por quien babean los esdrújulos y así tienen modo de tentolear, jjj. 
La Tic canta bajito una nana que compuso. Mi niño es un río...
Me cuesta mucho trabajo encontrar algo que la ilustre
Mientras, esquizofrenia pura y por fortuna pues los sanos hoy cortan cabezas y desollan, dedico un rato a La casa del horror.  
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El colmo: la seño avisa que en media hora cantará la nana para mí.
-Hay una mejor manera de hacerme dormir.
-Ajá, después de cinco horas en Uno, Siete o/y Dieciséis.
-Que yo sepa, al Adán jamás se le restringió el alimento, jjj.
Dejo un regalo para el insomnio Tic


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Llueve, como es normal en el verano de nuestro valle, donde las cuatro estaciones están bien definidas.
Los nietos pasaron por N, hago que trabajo y la Tic canta en la azotea a pedido de los vecinos, arreglando el único, luminoso cuarto allí. 
Puse la canción porque es entrañable y...
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Borro los detalles que di sobre P. 
Creo una imagen falsa de ella y de mi.
Hasta aquí el diario, ¿no, Cosa?
Queda como última la canción que trajo el azar del día.