jueves, 17 de marzo de 2016

Living, leaving Facebook

Escrita en 2008, esta viñetita adelanta lo que al fin puedo doce años después: marchar.

El médico revisa los exámenes.
-No hay nada –dice y el paciente, como si lo supiera, más que preguntar responde:
-¿No?
-¿Sigue sin otros síntomas?
-Sí, pérdida completa de ubicación, disminución del peso a cero, y ya.
Repasa sus primeras notas el galeno.
-¿Por qué dejó en blanco el lugar de residencia?
-Pues… -duda sin atreverse a la verdad el alicaído hombre, y en el rostro sobre la bata blanca aparece una mirada de entendimiento.
-Ya veo: es usted de los que se mudó a Facebook City. ¿Recuerda el dicho No sólo de pan vive el hombre? Agréguele Tampoco de aire. Tenga cuidado, amigo. Esta vez es un empacho, la próxima consígase una carroza fúnebre.
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Para un pobre hombre como yo la droga virtual borra al mundo. Convertida en viento la tan poca cosa de carne y hueso se inventa hasta el delirio. Una mañana frente al espejo, horrorizada, muere. 
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A lo súbito recuerdo la película.
-¿Estaré repitiendo el papel? ¿Cambié de ciudad pa rematar a gusto?
Musga, júrame que en verdad eres morena y no güera y que tu segundo nombre no es Sera.

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El gallo se retrasa o adelanta y no coincide con el amanecer en el que el rosa arena de los muros recuerda la erisipela que le trajeron los años. Es el mism patio de las largas horas en el escritorio sirviéndome del solitario para escuchar música, de dieciocho meses atrás, cuando no sabía de la existencia de la ciudad ésa donde temo morir de espanto, ni de Blogilandía, la tierra ésta en la que digo copiar mi departamentito con su fantástica población.
Fue entonces que, en verdad a lo Ben Sanderson en la foto aquí arriba, mudé mis bártulos. De la noche a la mañana el solitario Idiota (
Revelación) en su versión don nadie tuvo centenares de amigos y amigas y una vitrina donde esforzarse en lucir. Burbujas de jabón eran, claro, y como pronto supe por Mía (Nuestros años felices), bastaba un soplido para romperlas -ah, esa historia con ella qué tan bien y mal contada está.
Luego vino la Niña
Musga E=mc2, a quien los descendientes de El Proceso no dejan llegar todavía para que mis cincuenta y cinco metros cuadrados terminen por volverse locos.
No medía bien lo que mi adicción por naturaleza traería y el volver a los 17 se volvió un acto a solas entre cuadernos, documentos y grabadoras (
El corrido de los tercos).
A la exacta manera de Ben, hoy apenas tengo fuerza para levantarme de la cama, el ya histórico verde de mi piel se hizo cetrino y la burrita-bírula duerme el sueño de los justos fuera de las diarias carreras tras la dosis de tabaco (
Caprichos).
Del partir en dirección a mi cuna ni asomos tampoco (
Tarea
). Razón tenía el médico.
De intuir lo que me esperaba en febrero de 2009 debí cancelar mi acceso a internet. A la Niña la habría encontrado de todas formas, milagrosa como es.
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-¿Doctor?
-¿Algún síntoma nuevo?
-Sí, vómito.
-Es la última señal, usted decide si continúa con la Masturbación.