jueves, 13 de febrero de 2020

Apéncide: Taller de fantasía sexoamorosa

 Los futos de la pasión. Película francesa.

Como convine con la Inesperada que no habría más sexo, así ella generosamente propusiera continuarlo, paso horas fantaseando y se lo comunicó a mi face barrio. 
Al leerme, la nieta Clau, según le llamo, propone cambiar a taller al respecto unas charlas que daré a sus alumnos preparatorianos.
-Sumémosle amor y lo endulzamos, ¿va? -contra ofertele.
Responde que no, desde luego, y me da pretexto para venir a este cuaderno terminado.
Mis prolíficos, placenteros sueños, aplican la carnalidad solo en sustento del amor eterno y, a cambio, despierto, doy rienda suelta a los más bajos instintos, jeje.
Tengo tela de dónde cortar, según observan. El objeto es Corazón Mío, con quien en realidad no invento: recreo. 
-¿Le damos? -pregunto a la nieta sin alburearla, jeje. 
-Que sea taller, pues, a distancia, claro, y no para mis "niñxs".
Ábrase, entonces.
Sesiones
1. Antecedentes o perspectiva general sobre la relación. 
Material a emplear: dos viñetas correspondientes de este blog.
2. Las intenciones no materializadas como inmejorable fuente. 
Idea de conjunto y casos. 
3. El doble placer que procura la perversión alentada con otros. 
Idem procedimiento. 
Desarrolo del segundo inciso: límites. 
Ella tenía once años en su tropical ciudad y novieó con un hombre que rondaba los treinta. 
Para efectos de ubicarme me pasó la foto que le tomaron a esa edad.
-No soy pederasta, aclaré.
-Ni quiero animarte a ello. ¿Continuó? 
-Por favor. 
-En tierras costeñas el despertar sexual es muy temprano. Tiempo después tuve por amigo a quien una niña campesina acosaba, literalmente. Era joven y guapo.
-Los conozco viejos y feos en situación semejante. 
-Pero a él no sacaban dinero o televisiones o comida. 
-Da igual, ¿no?
-¿Tú crees?
-¿Cuántas historias conoces de pequeñas a las que tíos, hermanos, vecinos, padres, violentaron?
-Muchas. 
-¿Esa niña no llegó a tu amigo tras experiencias por el estilo?
-Quién sabe. 
-Supongamos que no. 
-Te diriges al mismo punto que yo. 
-Hubo sociedades tribales donde la familia era colectiva y en ceremonias formales sus púberes se volvían mujeres. No imagino circunstancias más benignas y aun así, Corazón, creo que había allí la confirmación del patricarco. Nada semejante escuché sobre jovencitos tomados por Ellas maduras. 
-Yo no soy historiadora. Me limito a entender que a los once, doce años, etcétera, no se tiene idea de cómo es el mundo. Aquél primer "novio" mío no procedió a violentarme, pero que temblé, temblé. Había algo extra: el secreto. ¿Cómo contarle a otros lo que pasaba? Así todo sucedería en las sombras. Cualquier día haría cuanto se le diera la gana conmigo, quien cargaría con los sentimientos culpígenos.
-Para, Corazón, pues ahora comprendo que cuanto hicimos estuvo basado en eso. Quizá te liberabas de fantasmas, disfrutándolo. En todo caso nuestros juegos tenían detrás basura y más basura.
Nieta, Clau, escribo. No habrá taller.