martes, 17 de marzo de 2020

Un distinto Terciopelo Azul

Intento servir de instrumento para entender lo que por mi edad no debiera.
Repito y repito: vivo en el día tras la eternidad, conocido como "mañana". Sueño, luego existo, dice un lema al cual le hago honores.

El video debe verse porque de él parte esta viñeta.
Petirrojos tragando gusanos en plácidos domingos suburbanos es normal. No así la anciana que se sorprende al comprobarlo.

Hice Otro Terciopelo Azul mal siguiendo a David Lynch. Erraba en un sentido: el director no ve desde la posibilidad del cambio social. Yo sí y por ello terminé reconociendo al acoso como enfermedad originaria. Soy el único actor masculino aquí a la vista, los demás obran a oscuras, y estoy perdido casi sin remedio. Casi, digo, pues me esfuerzo en corregir y a veces lo consigo. 
Agradezco especialmente a Amiga, por el espaldarazo que fue para bien. A diferencia de las demás jóvenes a quienes tratan estos apuntes, no vino por extraños motivos (Estimadas, dos puntos): fue elegida -¿por qué?, es la pregunta que se responde con: No la conocía-. Gracias a ella también escribí Canserbero, que intrepreta al deseo como apuesta por la libertad.
El petirrojo del clip representa al poder y su fuente patriarcal. Solo con Amiga (A) y Corazón Mío lo convoqué, si bien ésta llegó por los caminos trillados. 
¿Cómo empezar? Usemos el sábado en que frente a la terminal camionera de una pequeña ciudad pedí a A besarme. Le extrañó, aunque luego dijera algo distinto, y lo hizo comedidamente. Tenía treinta y tres años y responsabilidades mayores y no veintuno como Tú, quien apenas entró a mi casa hizo otro tanto, ella sin rubores, mientras me abría la bragueta.
¿Qué compartían? Machos en mayor o menor medida clásicos y mujeres que a veces los introyectaban para su autodestrucción.
Esperen, musicalizo, reproduzco un posible escenario entre muchos y presento a los personajes y sus representaciones cinematográficas.

El Angel Azul o Lupita-Marlene -jeje.

Yo o El viejo o B o Don, en dos papeles.
Profesor Rath
Jeffrey Beaumont. Bueno, aprovechemos para adelantar a otros dos protagonista, que en el clip aparecen al principio: Dorothy Vallens y Frank Booth. Aquél es el tercero, joven. 
Termino con los actores masculinos ocultos y un poco de involuntario humor negro. Ahí están, Tierno Pedrito y Engolado Negrete.
Los restantes roles femeninos: Tú, Mía, Pasión, Triple X, Corazón mío, Predescible, Anónima, Imprecisable, Purple Rain.
Otra alternativa musicalizadora son casi todas las canciones populares mexicanas siglo XX, dirigidas a un tiempo a la "indina, réproba mujer" y a "mi madrecita santa".
Continúa la acción cortando a una privada, como llaman a la vecindad que transitó al condominio; su patio a cielo abierto y donde remata, el departamento del Viejo, obsesionado con pasiones amorosas. Junto a la ventana, escribe:
Era con quien al fin cumplir el sueño y no sólo por su asombroso instinto sexual (...)
Pasan los años y el Viejo escucha la notificación de su celular. Es Tú o Anónima, según la nombra. Se envían mensajes cálidos y ocurrentes a hora y media de distancia y entra una llamada. 
-¿Me abres?
Es ella, tiene veintiún años y el espíritu teatral mejor cultivado que B conoce. Tres minutos después cuatro manos hurgan sexos, pechos, nalgas.
-Vine para quedarme, con una promesa: que sea para siempre -dirá luego la joven. Y días más tarde: 
-Necesito tiempo. 
Él entenderá a medias hasta otro telefonazo al que Tú responde:
-¿Un millón doscientos mil? Pero no es en Coyoacán.
B pone el clip de la película que lo cautiva y vuelve a escribir:
El hermoso petirrojo en placido domingo... Capitalismo del fin del mundo, llaman al que cursa. No puede narrarse con cantautores, perdona, Anónima. Nos asesinarán tan rápido, que no podrá verse nuestros cuerpos caer, cito de memoria palabras que Stanley Kubrick dijo al morir.
Creciste en una región donde "la muerte tiene permiso" -título que Edmundo Valadez dio a su ingenioso cuento- ¿y crees que para vivir basta Calle Melancolía?
Nuestro Don se siente el profesor Rath, despótico director de escuela cuyos modigeradas costumbres hace trizas una vampiresa. 
-Yo llevo media docena -piensa sonriendo y da de vuelta al teclado:  
invirtió los planos y cuesta trabajo despertar.
¿Despertar a qué?, ¿a esta pesadilla llamada realidad? Sí, pues no la vivo o no creo hacerlo.
De no ser tú, y lo sabes, seguiría jubilado en el mercado del amor y la carne. 
Solo si viene y me viola, escribí hace dos años, dejaré entrar a otra mujer. Conociendo los cuadernos, eso hizo Quien jamás pierde el estilo y repetiste su generoso acto. 
Eras perfecta para mis setenta y un años y, como con ella, tuve placer a manos llenas -exagerando alguito, jeje-. Lo demás se debe al inmejorable espíritu cómico-dramático que te distingue. 
Apenas cumplidos los ventiuno, no te apenaban nuestros besos donde fuera y cuadra tras cuadra recibía tus empujones que contestaba a patadas y advertencias. 
-Sigue y esa pared atestiguará nuestra pasión a media tarde.
Todo a velocidad estelar, dos semanas después dije Adios pues no resistiría forzosas ambigüedades. Pasaron doce horas y nuevamente el teléfono.
-Estoy en tu casa y vine para quedarme. 
Los sueños no me daban el ancho y cuando te alcancé vino un remate que ahora comprendo copiabas también de Última función:
-Hay un requisito: que sea para toda la vida.
Casi de inmediato apareció un departamento en casi Coyoacán y volví al viejo lugar.
Al poco entendí:
Estaba equivocado. La joven musicalizaba estupendamente. Joaquín Sabina servía tanto como la balada rocanrolera que el director escogió.
Si con , aparecida en mi vejez durante cuatro intensísimas semanas, podría haber protagonizado el papel del impoluto universitario que en Terciopelo Azul se asomaba al abismo gracias a Isabella Rossellini, para más justamente encarnarlo me identifiqué con el profesor Rath, como bautizó un novelista a su personaje: viejo maestro ultra auritario enamorado del Ángel Azul, reglamentaria vampiresa.
Anómima, como también le llamé, me mostró el apasionado caos de la adolecente que debe saltar al vacío donde se hará mujer quizá para morir. Hacía el tránsito detestando su historia anterior y la piel, el habla, la sexualidad costeñas intentaban mediterranizarse. Parecía un elegante, hermoso caballerito experto en encubrir intenciones y desarrollaba elaboradas formas de seducción con viejos, a quienes muy temprano convirtió en objetos predilectos.
Intentaré no banalizarla y recuerdo cuán por encima estaba de las contemporáneas que cumplían papeles socialmente demandados. Era arte y si bien no podía adelantarse dónde terminaría, tal vez incluso antes de "madurar", su reflejo desnudaba apariencias. Lo supe cuando volvió añicos la mía.
Pasan los años hacia atrás o adelante en estos cuadernos que ahora no deben traspasar mis cincuenta y ocho años, pues represento mi última función, y encuentro a Mía. Las viñetas que le dediqué merecen recogerse y pronto estarán por aquí. De momento su personaje se suma a lo no contado entonces.
Al despedirnos escribí:
En este viaje donde al deseo le cae dentellada tras dentellada, hemos muerto otro poquito los dos. Yo, ya abuelo, cuando volteo a mirarme encuentro casi puro hueso. Tú defiende tu hambre como perra, amor.
Respondió preguntando si me refería a su anorexia. Sobraba decir algo.
Estaba no menos atrapada que Dorothy Vallens, la protagonista en Terciopelo azul. El amo no pertenecía al narcotrafíco, era un intelectual, y podía asesinarla si así indicaban los informes de quienes ordenó su vigilancia.
Ella no tenía al hijo secuestrado, como Dorothy. Concedía por voluntad.
-0-
Solo una vez este viejo fue timado literalmente como el profesor Rath.
Intratable, nombré a la joven que vivía en otra ciudad y me vendió su riesgo a ser desaparecida... y perversión.
Alguien muy cercano abusó de ella cuando niña. Adolescente ya, el tipejo, T, quiso ir más lejos y a nuestra muchachita le sirvió de amparó un condiscípulo en quien advertían rasgos psicopáticos.
T padecía equis enfermedad y ellos cambiaron el contenido del frasco al cual debía acudir tres veces por día. Hospitalizado, encerrándolo bajo llave por largo rato lo amenazaron con castrarlo, para terminar copulando a su vista.
Fui un fiel, solidario compañero que buscaba ayuda para la joven a quien sugirieron podía morir si seguía inmiscuyéndose en temas del crimen organizado. No coincidían tiempos peligrosos y vacaciones para materializar el amor platónico que sentía por un paisano mío y apeló al apetito del sesentón. 
Alcanzó la meta cuando, mientras sucedía, me participó el inquietante pasaje sexual con una pareja. Que usaran de ella fue lo mejor. Al día siguiente envié su boleto para viajar.
El mundo de estas mujeres tenía toques infernales. Varias crecieron entre las clases aspiracionales. 
Tal pertenecía a una familia próspera que educó a sus hijas mayores para casarse con grandes empresarios o ejecutivos adinerados o ser inteligentes en grados superlativos y vivir con académicos prestigiados. En aquél conglomerado y sus entornos eran excepción las relaciones sexuales donde se involucrara el piel contra piel y a cambio había juegos de poder muy elaborados o grotescas adulteraciones -porno aberrante, etc.
Cual creció en una colonia formada por trabajadoras y trabajadores maquileros, cuya intimidad me asombraba pues conocí a muchas y muchos como ellos que al luchar se volvieron ejemplares. Idealizaban a esos Estados Unidos cuya basura produjo mil padecimientos y malformaciones en sí mismos o sus crías y se tenían como reservas conservadoras del sistema, empezando por normas que violaban sistemáticamente. Rendían culto al narcotráfico y las relaciones extramaritales mal encubiertas, y era peccata minuta si el hijo de una fue concebido gracias a drogas para idiotizar al personal femenino, porque en resumidas cuentas su esposo abusaría también y Dios celebraba siempre a los paridos.
-0-
¿Cómo hago, Mr. Lynch, para "cinematografiar" estas historias. No puedo servirme de música, pues estoy sin blanca -me refiero a dinero; la trata es otro cosa- y ni cómo qué pagarle a Baladementi y genial compañía. 
(Preste algo para el momento, don Niño.)

SIGUE                                 
 
 
*La cinta, El ángel azul, se basó en Profesor Untar, novela de Henrich Mann, hermano del genial Thomas. 
**El Amor, Marguerite Duras.
*** David Lynch.  
              

lunes, 16 de marzo de 2020

En el lugar equivocado, o Acoso

Si por casualidad entra aquí, Amiga: el proyecto puede continuar, sin que yo esté de por medio, como le dije. Nadie cerca mío conoce la historia. 

Los ya doce años haciendo osos con jóvenes me mostró mundos insospechados y terribles. Viví siempre en los más o menos frescos ambientes de quienes luchan. Fuera de ellos, qué horror.
También exhibieron mis bajezas ocultas.
Vivimos sobre estercoleros y si se consigue transformar a la sociedad ahí seguirán.
Doscientos siglos son una carga pesadísima.

Llegamos a lo típico. Me dice Ya estuvo -Párele, pues, o le rompo la madre, jeje, -y yo la bloqueo. 
Es una lástima pues por dos años fuimos buenos, lejanos amigos virtuales, me producía un particular respeto y encajamos apenas vernos para actividades conjuntas.
-Está que ni mandada hacer para muchas cosas como las que yo debería continuar y le serviré de puente -pensé, y sus compromisos personales animaban a alentarla.
Al día siguiente parecíamos complices apostando por el futuro, con un proyecto genial que se levantó en minutos. 
-Para el resto de la vida -decía yo para mí sin saberlo e hice lo indebido: pedirle que me besara.
Aceptó comedidamente y se inició un intenso intercambio de mensajes.
Ella también estaba desbordada:
-Voy a su ciudad, con usted, el próximo viernes.
Por delante nuestro trabajo y la gran perspectiva que le veía, fue cocinándose algo más, atrabancado.
Nada es imposible y cualquier locura ha de aplaudirse, convinimos cada quien a su manera.
Había una dramática diferencia: ella estaba hecha para patear siempre que fuera o pareciera preciso, y yo soy un pacifista al cual solo las revoluciones provocan.
Luego sucedió eso sugerido aquí abajo y me enganché en la urgencia por su pasión.
No conseguí convencerla. Eso estaba en los sombrerazos a continuación, si bien procedí como debía.
Ni las luces le veré ya... por desgracia.

La pregunta a las ellas involucradas es porqué inician o, en este caso, acompañan el juego. 
¿Mi quijositosis a qué equivale contemplándola a usted, Amiga? No fui yo quien prometió viajar o neceó con involucrar a una tercera persona aunque yo me resistía o señaló a posibles culplables de denunciar la publicación o... El viejo al menos hace cuentas y se reconoce en rojos. Vuestra señoría finge demencia.
Previéndolo, escribí Deposición. Tan simpáticas que quedaron las dos primeras viñetitas, ahora borradas para no exhibirla.
¿Sabe?, no me equivocaba al llamar acoso a mi primera iniciativa. Lo razonable era denunciarme y en cambio precipitó el enredo. Asi fue forzándose a continuación y terminó cobrando de mala manera. Pagué. Por eso al final usted sentía tener todos los ases en la mano. Su caja registradora era un contento en whatsap, FB y donde se pudiera -¿Que es una pendeja la fulana? Entonces quiero verla, y a ti, con tu verga que seguro no vale nada junto a mis maravillosas nalgas-. Decía, en resumen: ¡Ten, viejo culero!, para que sigamos con lo que interesa.
Intento reparar el daño irreparable porque dio donde más daño te hace. La vida así es mejor no vivirla.
No, lo nuestro no se trata de torpeza, con estudios o sin ellos -equivocaste la bala, por cierto, pues tienes muchos más que yo.

El obvio fondo, debería llamarse esta parte.
No lo había hecho nunca, al menos durante mi tercera edad, pues quienes se acercaron antes tomaron la iniciativa. Aunque los elementos son los mismos, si miramos bien.
Esa joven me necesitaba para sacar adelante un inesperado proyecto que diseñé sin trampas. Besarme por pedido fue el principio. Luego animó  la continuación, introyectando mi abuso y volviéndolo contra otra mujer, del modo más a propopósito: con sexo perverso.
He aquí al poder que obra sobre dos buenas personas para deformarlas.
Un recurso masculino, pues, operado en principio por quien históricamente lo aprovecha, ahora en la vejez que así cree ocultarse y echa mano de poderes cuyos procedencia es social.        
 

Desafortunadamente esta y las demás historias del cuaderno son ciertas. Claro, están contadas por el viejo y no sabemos qué tan grotescas resultan para sus cointérpretes.
No abundo en la cuestión pues trato con ella cien veces.
Los sueños son hermosos, terribles o insustanciales. A mis vivencias amorosas no atinó cómo llamarlas y cuando despierto estoy a tal punto apenado que quisiera meterme en un hoyo por secula, seculorum, jeje.
Para algo servirán, me digo.
-En efecto. Un médico les sacará buen partido. Pregúntanos a nosotras y haremos cuantas precisiones necesites -dicen Mía y el etcétera que espero termine con Amiga, a quien aquí hago referencia.
Estos asuntos son como mi cabello. Frente al espejo se ve bien. Como no alcanzo a apreciar la coronilla... jeje.

Bueno, a final de cuentas me parezco al resto de los mortales. Todo bien hasta la calva, jeje.


Nunca vas en este cuaderno que debo emplear hoy, Tic, pues denunciaron el normal para ti. Importaría poco sino quisiera compartir tu diario. 
Traerlo aquí es un engorro. Luego le incoporaré lo de ahora. 
No nos vemos hace días AUTOCENSURADO.
Recapitulo. Te conocí AUTOCENSURADO. 
Esta noción AUTOCENSURADO.
Tiempo después AUTOCENSURADO.
Viniste en navidades AUTOCENSURADO.
Continuar AUTOCENSURADO.
-Conmigo o con otra AUTOCENSURADO.
Eso rondaba mi cabeza cuando hallé a una joven que AUTOCENSURADO. 
La aventura prometía AUTOCENSURADO. 
Nos estrenamos,  escribí Canserbero y al amanecer aquello era desatroso, jeje. 
AUTOCENSURADO.
Omito detalles por un estúpido recato. 
Así vuelvo AUTOCENSURADO.
(Odio estar en este blog. Sin nuestro diario todo suena a patraña. Bueno, para algo se hicieron los links, ¿no? Ahí va: Inesperada.)                 
      

sábado, 14 de marzo de 2020

Canserbero. Querer querernos

 
No encuentro a nadie, Amiga, que sirva para contar nuestros dos últimos días, hoy suspendidos eternamente tal vez y para mutua desgracia. Bueno, Canserbero puede. Me dijeron que se suicidió y no consigo confirmarlo en nuestro big brother buscador. 
Fue Anónima quien lo trajo a esta casa y así la historia con ella tiene un plus que no le había reconocido.
Bello loco, como las cuarenta y ocho horas donde nosotros buscamos.
-Tengo ganas de verlos. Invítala.
Te referías a X, cuyos impulsos sexuales estaban muertos por lo de siempre: hombres obrando como los criaron. Encontró en el viejo al que la dejaba expresarse, sin importar cuánto ella se rebajara, pues así volvía a su origen para exprimirlo, estrangulándolo si tal era el caso. 
Mana, no se daba cuenta de que podía y ayer llegó a un grado superior gracias a ti. 
"Querer queremos" lleva por título el rap. ¿Todo?, ¿verdad? Tú, ella, la amiga que rencontraste y yo apéndice.
Debía vencer a esa terca inquisidora llamada razón, para regresar a tiempos de Corazón Mío. Empujabas y cedí al buen consejero: el deseo que me producías. Arriba y abajo en un Metro intercambié mensajes contigo y no desaparecía el alrededor: brillaba con sus mujeres y hombres cargando la loza que harán estallar al menor descuido. 
Fluir entre otros. No hay sensación parecida e invitándoles silenciosamente, levanté las calles de mi ciudad, que vi construirse contra nosotros. Y sé, positivamente sé, que hicieron caso, así parecieran tan quietos como siempre en sus asientos o arremolinados de pie.
Pedí que hicieras tu parte y una compañera vino en ayuda. 
El moreno provocador de ambas y sus miradas seguras mostrando las lenguas acitarearon a este hombre instrumental y no. 
Apenas iniciándonos, la noche fue grito de libertad uno tras otro. Tímidos, bastaban sin agotarnos hasta que mensajes de voz, videos y fotos a cuentagotas llevaron a X adonde ni en sueños imaginaba. No resistía la urgencia de tenerte.
"Solo se vive una vez", aseguran canciones que ayudaron a convertirnos en basura. Menuda estupidez. Todo es vida, ayer, mañana, hoy al voltear sin creer lo que anduve y cómo y así este sábado pletórico de jueves y viernes y cuanto no me tiene ahora y espera por mí.
Nada logrará rendirme, ni tú, a la que una foto volvió manía. ¿Te resistirás a dármela según se debe? Está dentro de mí. Una pinche fotografía, y esa voz que dos escuchamos escurriéndonos por ella, hasta los albañales, pues los flujos, aseguran, quedan ahí, muriéndose en una sábana o un jabón, y corren engrosando el río de deseo satisfecho que nos salva.
¿SIGUE? SÍ, AUNQUE SE MARCHARA LA CONTRAPARTE. LA MANIPULACIÓN ES TAN CRIMINAL COMO LA INHIBICIÓN.
 Con dos compases de por medio.
Aseguran que Canserbero se suicidó tras componer este rap sin concesiones: "Por su madre que no me van a parar".
La sexualidad es arma que bate al gran enemigo: el asesino del deseo, escribo por ahí cuando marcha quien se proponía como cómplice. 
Hice mi Deposición ante quien por naturaleza debe acompañarme en la guerra y rechazaba llamado por el pudor.
-De acuerdo -le digo. -No puedo ser menos que ese desesperado rapero sin igual. Perdámonos, pues.      
  

jueves, 20 de febrero de 2020

Estimadas, dos puntos

Cuando me asombré que, siguiendo consejos, una de ustedes negara sus tres años relacionados conmigo, no era por mi participación en ellos. Después le propuse borrarme del asunto y así recuperar la memoria sobre ese tiempo único, pues no cualquier día se andan otras tierras desde el interior ni se pone tal empeño en procurarlas. Vivía consecutivos traspiés amorosos -ella, claro; yo ni a eso llegaba- y ni loco pensé Estaría mejor aquí. Fui un error advertido, que se obcecó en cometer.
Quien empezó los juegos equivocos era el mayor lío emocional del cual tenía noticia. Ahora al estilo redes sociales luce tan bien como entonces y, no importa cuánto hiciera por reinventarse, supura las mismas pústulas que transparentó para el en ese momento no tan viejo hombre. Hace poco le mandé un saludo sin respuesta. 
Fueron nueve, amigas, siempre por iniciativa suya, y según recuerdo no tengo cuenta de banco desde que fundaron HSBC, jeje. Solo la Tic, Corazón mío y La milagrosa me comparten, mucho o poco, los días. Hay buenas razones, creo. La vida marcha como querían. Odiar el cuerpo propio, por ejemplo, no se borra con olvidarse de una habitación rigurosamente a oscuras. Tampoco hay mágico acceso a departamento escriturado a nombre de la amnesia, jeje.
¿Que yo puedo presumir al menos grandes secuencias? Puestas en una balanza la desconchinflarían, jeje, pues fueron auténticas latas, compañeras. Tal cometió suicidio simbólico cortando el hermoso cabello que creció desde la pubertad, y diez minutos más tarde resplandecia gracias al criador y abuelo a quien entregaba su cuidado. Y Cual escapó de unas tijeras contra el vientre aconsejadas por las personales manos, merced también a los ojos admirados que presumo.
De nada me deshago cuando entra en mi cabeza y por ustedes aprendí lo inconcebible para un mero buen samaritano, viejo de provincia aunque esto donde vive se llame Urbanilandia, jeje.
Fueron amadas o profundamente respetadas, según el caso, y dejo pruebas al respecto. 
Y así soy menos peor que antes, como decimos en mis lares. 
No está incluida en el paquete La señito, por motivos que expliqué antes, si bien contribuyó a la enseñanza.
Hoy puedo ver Mulholland Drive como es debido. 
Vivo el presente perfecto de quien no tiene futuro, hizo las cuentas y salió tablas, siquiera. Vuestras excelencias ya no se cuencen al primer hervor y los tiempos les niegan su sonrisa, como a casi todos en este infierno posmoderno.
Vayan con dios, pues solo puedo conservar el recuerdo de mis intenciones. En cuanto a "nuestros" momentos, ni suspiros quedan. Cargaron con ellos al mal marcharse creyendo que no hay sino el mañana cada vez más inalcanzable. 
Bienaventurados los viejos, dije tras la primera experiencia desafortunada. Cierto, ¿no?
¿Por qué, entonces, "las dejé entrar" -debería quitar las comillas, jeje-, generalmente sin esfuerzos? Me sentía fuera del mercado que mis otros cuadernos prueban servía como puerta al paraíso y o eran bonitas u ofertaban sexo sensacional -para cumplir como dios manda o más, jeje- o a lo simple permitían que anduviera de vuelta entre los vivos. 
Estaban en crisis o buscaban amparo o cercanía a la celebridad en torno mío o, sin más, querían un diario, jeje.
Exagero con esta nota, considerando cuán comunes son los deslices insustanciales a cualquiera edad, entre iguales o disparejísimos, no importa, y, total, ni que nos fuera la vida en ello -y no copio al cantautor cuyo uso de una frase hecha delata como pariente mío.
Plugiera al Señor dejarnos ser -lo inventaron para algo, ¿no?- y ya. Pero no: hay que trabajar, aunque no sirva para nada; "el infierno son los otros", como decían Sartre y Nabor, el sabio analfabeta, etcétera. 
-0-
Durante esos años estuve platónicamente enamorado de varias mujeres seguras, bellas, inteligentes -véanse los perfiles que tienen Je (la tribuna se viene abajo en aplausos), Jessica, Itcya-, a quienes ni por asomos me insinué. Solo la ¿Me perdonas? recibió invitación para mis ingenuos juegos y aceptó el reto divertiéndose con un viejo simpático.
No, no fueron elegidas, ladys en mientes. Entraron a la tómbola por sí mismas, jeje.
Que algo anda muy mal en mí lo sabe hasta el loro del balcón a tres cuadras y por eso cuando pasó grita ¡Viejo loco!, ¡viejo loco!, ¡apeeestas!, jeje. Tocaron a esta puerta porque les dió su rechingada gana. Ahí cóbrenle los momentos perdidos al espejo donde se acicalan.           

jueves, 13 de febrero de 2020

Apéncide: Taller de fantasía sexoamorosa

 Los futos de la pasión. Película francesa.

Como convine con la Inesperada que no habría más sexo, así ella generosamente propusiera continuarlo, paso horas fantaseando y se lo comunicó a mi face barrio. 
Al leerme, la nieta Clau, según le llamo, propone cambiar a taller al respecto unas charlas que daré a sus alumnos preparatorianos.
-Sumémosle amor y lo endulzamos, ¿va? -contra ofertele.
Responde que no, desde luego, y me da pretexto para venir a este cuaderno terminado.
Mis prolíficos, placenteros sueños, aplican la carnalidad solo en sustento del amor eterno y, a cambio, despierto, doy rienda suelta a los más bajos instintos, jeje.
Tengo tela de dónde cortar, según observan. El objeto es Corazón Mío, con quien en realidad no invento: recreo. 
-¿Le damos? -pregunto a la nieta sin alburearla, jeje. 
-Que sea taller, pues, a distancia, claro, y no para mis "niñxs".
Ábrase, entonces.
Sesiones
1. Antecedentes o perspectiva general sobre la relación. 
Material a emplear: dos viñetas correspondientes de este blog.
2. Las intenciones no materializadas como inmejorable fuente. 
Idea de conjunto y casos. 
3. El doble placer que procura la perversión alentada con otros. 
Idem procedimiento. 
Desarrolo del segundo inciso: límites. 
Ella tenía once años en su tropical ciudad y novieó con un hombre que rondaba los treinta. 
Para efectos de ubicarme me pasó la foto que le tomaron a esa edad.
-No soy pederasta, aclaré.
-Ni quiero animarte a ello. ¿Continuó? 
-Por favor. 
-En tierras costeñas el despertar sexual es muy temprano. Tiempo después tuve por amigo a quien una niña campesina acosaba, literalmente. Era joven y guapo.
-Los conozco viejos y feos en situación semejante. 
-Pero a él no sacaban dinero o televisiones o comida. 
-Da igual, ¿no?
-¿Tú crees?
-¿Cuántas historias conoces de pequeñas a las que tíos, hermanos, vecinos, padres, violentaron?
-Muchas. 
-¿Esa niña no llegó a tu amigo tras experiencias por el estilo?
-Quién sabe. 
-Supongamos que no. 
-Te diriges al mismo punto que yo. 
-Hubo sociedades tribales donde la familia era colectiva y en ceremonias formales sus púberes se volvían mujeres. No imagino circunstancias más benignas y aun así, Corazón, creo que había allí la confirmación del patricarco. Nada semejante escuché sobre jovencitos tomados por Ellas maduras. 
-Yo no soy historiadora. Me limito a entender que a los once, doce años, etcétera, no se tiene idea de cómo es el mundo. Aquél primer "novio" mío no procedió a violentarme, pero que temblé, temblé. Había algo extra: el secreto. ¿Cómo contarle a otros lo que pasaba? Así todo sucedería en las sombras. Cualquier día haría cuanto se le diera la gana conmigo, quien cargaría con los sentimientos culpígenos.
-Para, Corazón, pues ahora comprendo que cuanto hicimos estuvo basado en eso. Quizá te liberabas de fantasmas, disfrutándolo. En todo caso nuestros juegos tenían detrás basura y más basura.
Nieta, Clau, escribo. No habrá taller.  
      

        

domingo, 26 de enero de 2020

Triple X

Hizo un guiño y me acerqué con extrema prudencia. Pudiendo ser la más pequeña de mis hijos le propuse el rol de tío con un toque pícaro, asomando a la ventana de su cuarto mientras la familia dormía. Increíble que yo no entendiera el juego si en cada visita a la hora prevista la encontraba desnuda por casualidad.
Hablamos del clima el día que al despedirse dejó un sobre en la mesa con una docena de fotos en las más provocativas poses, y una nota que probaba cuán transparente era mi perversión: ¿Quieres conocer con cuántos, cuándo y cómo estuve?
En la siguiente cita creyendo que dudaba ofreció hacerme su proxeneta. A la manera de la secuencia aquí arriba dije ¡Esta es la chica! y la lancé al estrellato de mis días. Excelente elección, hasta que salió de estampida, a la manera de la otra aquí arriba.
En cuanto a mí comí tanta mierda como el tipo también en la secuencia.
Muy David Lynch todo, no me extrañó luego que en el curriculum anexo al desplegado de periódico solicitando amigos y novios, borrara nuestros tres años juntos.
Habrá que preguntarle al director si la historia da para un Mulholland Drive II. Mi papel, claro, sería tan oscuro como el de ella.
-0-
El Mr. no respondió a mi propuesta sino cuando un paparazi, creo, le informó de un nuevo episodio.
La joven ida miles de kilómetros lejos, de paseo con su amante por mi ciudad y a fin de ahorrarse el hotel me tocó a la puerta. Bastó una mirada para ofrecerles una recámara, desde donde en pago y luego de comprobar que su pareja dormía a pierna suelta, cada noche pasaba a mi cama. Entonces conocí el paraíso.
Escribo esto desde la fantástica locación que Lynch encontró para recrear la escena.